Cubrir los santos de las iglesias con terciopelos morados, era una de las tradiciones más comunes hace 50 años en el Oriente Antioqueño. Protegerlos, significaba darle validez a una simbología que ha representado la religión católica durante la Semana Santa. “A partir de mitos, los santos eran cubiertos, para evitar ataques por parte de los judíos hacia los monumentos en aquella época”, aseguró Fernando González, docente de la Universidad de Antioquia.
Recordar con nostalgia las cosechas de los “cucarrones cuaresmeros”, significaba darle inicio a la cuaresma. En aquella época no sólo aparecían los cucarrones, sino que también se daba el comienzo para los fieles creyentes de la conversión y la preparación verdadera para vivir los misterios de la pasión, la muerte y la resurrección de Cristo durante la Semana Mayor. “Era común encontrarnos con cosechas de cucarrones, que infortunadamente han disminuido a causa del abuso de los agroquímicos”, aseguró Fernando.
Así como desaparecen los cucarrones, también se dejan atrás algunas costumbres que eran más que una tradición, un ritual. El ayuno era sagrado en los adultos, quienes lo practicaban obligatoriamente el Viernes Santo, pues este día se rinde homenaje a la muerte de Jesús. Se permitía a los fieles creyentes comer una sola vez durante el día.
Tras siglos de historia religiosa, se ha rendido especial homenaje a Cristo durante siete días del año, hasta conmemorar su muerte vestidos de negro durante el Viernes Santo, rindiendo luto al hombre que murió en la cruz por sus hijos. “Teníamos que estar todos rigurosamente vestidos de negro, de luto, hombres y mujeres, en señal de la muerte de Jesús”, manifestó Fernando.
El plan infaltable dentro de las familias católicas, hace 50 años, era recorrer los monumentos expuestos en las parroquias del Oriente Antioqueño, inclusive “muchas familias amanecían haciendo recorridos y se programaban para estar dos horas en cada monumento”, relató el profesor. Aunque, todavía es una actividad que se practica en la región, además, municipios como El Santuario, Marinilla, Rionegro y El Retiro, continúan siendo epicentro de monumentos.
El Viernes Santo es considerado como el día más destacado de la Semana Mayor, porque es el día en que Jesús entregó su vida por la humanidad. A raíz de esto, muchos de los fieles seguidores realizaban un ritual especial en homenaje a Cristo, llamada Perenigración Penitencial. “Habían personas que hacían recorridos enormes a pie limpio por caminos de herradura, llegaban hasta el templo después de caminar durante horas. Hacían un sacrificio, además, se dirigían desde la puerta del templo hasta el altar de rodillas, rezando”, afirmó González.
A partir de nuevos descubrimientos en la edad moderna con la incidencia de la ciencia, la educación y la tecnología, han descentralizado a la religión como la única posibilidad de teorías, fe y creencias. Después de siglos de tradición religiosa, y aun así, influenciados por factores externos, se continúan conservando y practicando tradiciones como el homenaje que se rinde hacia Jesús durante la Semana Mayor. El Oriente Antioqueño se considera como una región que continúa viviendo la pasión, muerte y resurrección de Cristo.