En el marco del esclarecimiento de los hechos que ocurrieron durante la época del conflicto armado en Colombia, cuatro organizaciones que hacen presencia en el Oriente Antioqueño recopilaron información sobre los años de violencia que padecieron miles de personas en la subregión.
Datos, entrevistas, relatos y conclusiones suministrados por las víctimas fueron entregados a la Comisión de la Verdad para que promueva, desde sus capacidades, el esclarecimiento, reconocimiento y no repetición de los hechos. Y, en la misma línea, esto sirvió para que las personas, a través de los procesos de memoria histórica, utilizaran sus relatos como ejercicios de reparación.
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El efecto de la guerra en la economía local
El primer informe fue titulado como “Memoria y construcción de paz en el sector cooperativo del Oriente Antioqueño”, el cual expone los efectos del conflicto en las cooperativas de San Luis, Granada, Cocorná y El Santuario, entre 1991 y 2016.
Dicho estudio deja entrever que las tomas guerrilleras, los confinamientos y las disputas del territorio afectaron los enclaves económicos de los pueblos y, con los días, dinamizaron la pobreza.
Pero a pesar de este panorama, el informe registró que las cooperativas se valieron de las crisis para ver una oportunidad de crecimiento, pese al terror que les generaba ver derramar sangre por las calles de sus tierras.
El Oriente, uno de los territorios más afectados por la violencia
El segundo fue nombrado como “Informe sobre el conflicto armado en el Oriente Antioqueño. Entre la movilización social y la guerra”, que reveló:
“Las cifras que deja el conflicto armado en el Oriente Antioqueño muestran la magnitud de las confrontaciones: entre los años 1985 y 2017 se registraron 15.000 muertes fuera de combate y unas 54.823 personas fueron desplazadas del territorio entre 1999 y 2006. Esta región llegó a ser, asimismo, el segundo territorio del país en número de personas desplazadas y muertes violentas asociadas a los actores armados entre 1997 y 1999”.
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Conciliadores del horror
El último informe recopiló la experiencia del Consejo de Conciliación y Desarrollo Social de San Luis y lo mostró como “un pueblo que se juntó para salvar vidas en la guerra”, pues el colectivo de ciudadanos, en medio de la confrontación armada, defendía el nombre de las personas sentenciadas a muerte por parte de los grupos al margen de la ley.
El texto también “evidencia que las comunidades no solo son efectos colaterales en las guerras, sino que se ponen las botas entre 1996 y 2000 para los acercamientos humanitarios y la defensa del Derecho Internacional Humanitario -DIH-, en pro de la vida sin importar la de quién”.
La reconciliación se escribe en femenino
Para Jharry Martínez Restrepo, integrante de Conciudadanía, el Oriente Antioqueño -salvo Valle de Aburrá- es la subregión del departamento donde más se ha trabajado por la reconciliación desde la sociedad civil, “es el territorio donde más fácil se encuentran organizaciones comprometidas con acciones en pro de la reconciliación”.
Si bien el Oriente es activo en los ejercicios de reconciliación, los investigadores reconocen que la mayoría de las iniciativas para hacer memoria y gestionar estos procesos a través de los relatos e historias de vida, primordialmente han estado a cargo de mujeres de los 23 municipios de la subregión.
Finalmente, los tres estudios entregados a la Comisión de la Verdad esperan ser integrados en el informe final que presente al cabo de este año la entidad, encargada de ofrecer el esclarecimiento de los más de cincuenta años de sangre derramada sobre las montañas y asfaltos de Colombia.