En los últimos años, en el Oriente Antioqueño se ha venido dando la discusión de la necesidad de tener una figura asociativa supramunicipal que, entre otras cosas, funcione como eje integrador que regule el crecimiento desbordado y desordenado que vive la región, especialmente el Valle de San Nicolás.
Ya desde 2008, a partir del libro Realidades y prospectivas del Valle de San Nicolás, editado por la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, diferentes autores y académicos advertían las problemáticas por la poca planificación del territorio y el desmejoramiento de la calidad de vida en el Oriente Antioqueño. En su análisis, daban cuenta de que tenemos mucha institucionalidad, muchos estudios pero carecemos de un instrumento administrativo que permita la planeación y el ordenamiento del territorio.
Después de muchos análisis en torno a cómo actuar ante el acelerado desarrollo del Altiplano del Oriente y el drástico cambio de usos del suelo del territorio de rural a urbano, a partir de un grupo colegiado de expertos y conocedores del tema se iniciaron una serie de análisis y se encontró, luego de analizar otras opciones como las asociaciones de municipios y las provincias, que el Área Metropolitana era la figura asociativa más adecuada de acuerdo a las características y necesidades del territorio.
Así, en 2010, la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño conjuntamente con Tertulia La Glorieta, en su permanente interés de tener una institución administrativa moderna que coordinara la planificación y el desarrollo -no sólo armónico e integral, sino también sostenible-, adelantó un proyecto de reforma de la Ley Orgánica 128 de 1994. Años después, en 2013, este proyecto se convirtió en ley de la República al ser sancionada por el presidente Juan Manuel Santos la Ley 1625 de 2013 o Régimen de Áreas Metropolitanas.
Esta norma contiene componentes de ordenamiento físico territorial, económico, social, urbanístico y ambiental, que le permitirá a los entes administrativos tener planes integrales de desarrollo metropolitano y ejecutar obras que promuevan la competitividad.
La Ley 1625 de 2013 dota a las áreas metropolitanas de un régimen político, administrativo y fiscal para cumplir con sus funciones como instancia de planificación y gestión, sin perjuicio de la autonomía de los municipios que la conforman. Se podrán planear las grandes obras y proyectos que la región requiere y desarrollarlos desde un punto de vista integral.
Hay un concepto novedoso en esta norma que es el de hechos metropolitanos, en el cual todo el territorio puede hacer inversiones en proyectos grandes por fuera de sus fronteras sin tener riesgos de que los alcaldes puedan ser luego investigados por peculado y apropiación indebida de recursos.
También regiría el aspecto ambiental, lo cual para el caso del Oriente Antioqueno no pone en peligro las funciones ni el actuar de Cornare –una institución que queremos y valoramos tanto en la Región-. Esta no sufriría menoscabo alguno en sus funciones porque un área metropolitana solo es autoridad ambiental cuando uno de los municipios supere el millón de habitantes en su zona urbana.
El Área Metropolitana tiene mayores herramientas jurídicas y administrativas para desarrollar este territorio, para potenciar y ejecutar todos los proyectos que hoy se requieren. Para posibilitar ese ideario de desarrollo de los proyectos territoriales, el área metropolitana es el instrumento.
Hoy, por fortuna tenemos toda la voluntad de nuestro gobernador, doctor Luis Pérez Gutiérrez, quien recientemente manifestó su visto bueno de esta iniciativa ante los alcaldes de la Región y anunció que ha comenzado a trabajar en las herramientas legales para que esto se dé.
Tenemos hoy el mejor grupo de alcaldes posibles, todos pensando en región, en la manera de resolver los asuntos del territorio y en erigir los proyectos regionales que se requieren. Sin embargo, para dar el salto y poder hacer esto posible es menester el instrumento: las áreas metropolitanas llenan los vacíos de competencias que hoy tienen tanto los municipios como la Gobernación.
Con seguridad, es el momento adecuado para que Masora, Maser, Corpobosques y Musa, evolucionen. Solo se ven grandes oportunidades por los liderazgos que tenemos, por la visión de región que tiene el territorio, por la respuesta que tienen que dar como gobernantes a los ciudadanos de estos municipios en cuanto que necesitamos una autoridad supramunicipal que nos regule, que nos planifique y que desarrolle los grandes proyectos que el Oriente reclama.
El área, por ejemplo, es autoridad de transporte público y no de tránsito, que se mantendría en el ámbito municipal, lo cual es hoy un gran atributo y una gran ventaja para la competitividad regional.
Se requiere, un sistema de transporte masivo que desestimule el uso del vehículo particular, un sistema de servicios públicos que resuelva los problemas de infraestructura sanitaria, acueducto y alcantarillado, ejecutar obras de infraestructura vial moderna, adoptar el plan de ordenamiento físico territorial, conformar bancos inmobiliarios para la gestión del suelo, diseñar un parque regional de residuos sólidos, tener un plan de andenes peatonales y ciclorutas, entre otras necesidades.
Sabemos que el desarrollo del Oriente Antioqueño es imparable, el sector privado avanza con su desarrollo a altísima velocidad y no tiene fronteras, entretanto la infraestructura pública está paralizada.
Una autoridad como esta es la conjunción de los intereses de cada uno de los municipios y será el comienzo de las grandes obras y servicios regionales, porque de lo municipal se ocupa cada administración. Ningún municipio puede ser individualmente competitivo cuando la región no lo es; ninguna localidad puede propender un desarrollo integral y sostenible cuando sus vecinos no trabajan por ello. Es hora de que el Oriente Antioqueño pase de ser veintitrés municipios a erigirse como un área metropolitana.
Rodrigo Antonio Zuluaga Mejía - Presidente Ejecutivo Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño