En el marco del primer encuentro de iniciativas de memoria: “Memorias plurales, sentidos diversos”, el pasado 30 y 31 de mayo en La Ceja, Antioquia.
“No hay cultura ni sociedad sin memoria. Es necesario construir la memoria histórica en los contextos sociales y culturales y más cuando en el caso colombiano, construir memoria se encuentra relacionado con el conflicto armado y la violencia.” Así comenzó su intervención Ramón Moncada Cardona, Director de Conciudadanía, organización sin ánimo de lucro que promueve la convivencia pacífica y la construcción de la paz, tras un acto simbólico el pasado 30 de mayo en el Día Nacional de los Desaparecidos.
Ciento cincuenta asistentes, aproximadamente, se reunieron en un lugar común de iniciativas diversas, con el objetivo de visualizar, valorar, reconocer y reconocerse en medio de las luchas por hacer que la memoria permanezca, y con ella la esperanza de la no repetición de los hechos que cicatrizan al país. La construcción de memoria colectiva es una apuesta por la paz, la lucha contra el olvido y el silencio, para crecer y recordar –no con rencor ni con venganza- sino con respeto profundo por las realidades propias y ajenas y una apuesta por el crecimiento colectivo.
Este evento regional, en el que asistieron representantes de Antioquia, Chocó, Córdoba, Risaralda, Quindío y Caldas es el primero de cinco encuentros, que se plantean como espacio de reconocimiento para visibilizar y superar las diferentes formas de conflicto y victimización, en el que la memoria es un elemento de reparación simbólica. Esto sin olvidar que no se debe confundir verdad con memoria, pues la primera le compete a los entes de investigación judicial, y la segunda, en cambio, es compromiso de todos, de todas las comunidades y de todas las voces, aclaró Ramón Moncada.
El encuentro se encuentra como parte del proyecto Diálogos de Memoria del Museo Nacional de Memoria Histórica, y fue promovido por el Centro Nacional de Memoria Histórica, para identificar las iniciativas de memoria asociadas al conflicto en varios enfoques. Por ello participaron desde organizaciones de víctimas del estado, defensores de los derechos humanos, niños, jóvenes, indígenas, afro descendientes hasta academias localizadas en la región y entidades estatales.
Además de este encuentro, se tienen previstos otros cuatro en las respectivas regiones restantes: Caribe, Pacífico y Sur, Centro y Llanos Orientales, mediado por un coordinador regional que avanza en la identificación de las iniciativas y en la articulación de éstas.
Un asunto que nos interesa a todos
El tema del conflicto armado es un tema que atañe a todos los colombianos, que de alguna u otra manera han sentido el rigor de la violencia. Víctima es la persona que ha perdido algo. “Por un colombiano que sea agredido, también yo me convierto en víctima”, afirmó Hilda Domicó, del Cabildo Chibkariwack de Medellín.
La pérdida de la memoria es la muerte social. No es posible construir sin recordar ni recordar sin construir. Por esto se evidenció el espacio de interlocución como intercambio y aprendizaje social, de investigación académica y sensibilización. Adriana Arboleda, representante de la Corporación Jurídica Libertad, expuso que “el olvido es parte estructurante de la violencia. No es que Colombia no esté preparada para la verdad, sino que la gran preocupación es que esa verdad se silencie y nos acostumbremos a ella. Necesitamos entender qué ha pasado, no solamente contar lo que ha pasado. Lo cierto es que llevamos 60 años de violencia de lo que intentamos ser como nación destruyendo en el camino las raíces de los pueblos. Aquí se ha atacado el ser: ¡cómo se ha disciplinado y condicionado a la sociedad en favor de los perpetradores! La memoria no puede ser un ejercicio, debe ser una necesidad, un derecho. ”
La guerra nos oprime, la memoria nos libera
Según datos expuestos durante el encuentro en el municipio de La Ceja, los paramilitares han confesado 4389 casos de desaparición forzada. El Delegado de la ONU resaltó la importancia de sostener la lucha pero advirtió que todavía queda mucho por recorrer.
En el encuentro también asistieron familiares y amigos de desaparecidos, aproximadamente 60 personas, quienes le rindieron homenaje como muestra de afecto y compromiso. Además de la desaparición forzada algunas personas que asistieron se preguntaban a dónde van los desplazados por el conflicto armado, e insistieron en la urgencia de promover y exigir un mapeo de las zonas minadas del país, pues 31 departamentos están vedados por minas antipersonas, pero no se conoce la ubicación geográfica de dichas minas que pueden estallar diez o quince años luego, comentó la representante de Tierra Alta, Córdoba.
No acallar la conciencia
Algunas de los procesos de memoria compartidos en el encuentro fueron:
Cesar, Valledupar
En este municipio se encuentra el Centro de Memoria del Conflicto, una iniciativa de egresados de la Universidad del Cesar. “Cuando yo estudiaba, Jorge 40 manejaba la universidad”, comentó Orlando Carreño, representante. Historias como ésta la vivieron varios pobladores y fruto de esta necesidad nació el centro, como lugar de encuentro, de reflexión.
Dilia María Barrios, otra representante, comentó por su parte que se llevó un proceso en investigación en el corregimiento Las Minas de Hiracal. En este lugar se cometieron varias masacres desde 1985 hasta 2010. En el 2001 todo el pueblo se desplazó. Los riesgos fueron altos al llevar el proceso, los resultados satisfactorios.
Las mujeres de Ruta Pacífica
“Sin la voz de las mujeres la verdad no está completa. El ejercicio de la verdad es el ejercicio de la reparación”, comenzó diciendo Kelly Echeverry Alzate, representante. A Ruta Pacífica confluyen 289 organizaciones; 1200 mujeres, de ellas 70 son las líderes que trabajan con las comunidades por comisiones. La entidad solo acogió 932 de las 1200 comisiones, debido a la gravedad de los casos.
Las mujeres de Ruta Pacífica llevan 2 años de documentación y 15 años de trabajo continuo en su lucha contra el conflicto armado.
Cuenta la Trece, narrar y resistir
Socorro Mosquera Londoño, de tez morena y voz firme, expone que este proceso es de reconocimiento y homenaje a las víctimas del conflicto armado en la Comuna 13 de Medellín. Fruto de estos esfuerzos se ha creado la estación de radio, en la que trabajan niños y jóvenes con la asesoría de adultos para que informen, anuncien y denuncien los hechos ocurridos en la Comuna. También se creó el documental Guerreros del Arte.
Con paso firme en los Montes de María, la otra cara de la moneda
Palenque, comunidad aislada del conflicto armado, es sin duda el ejemplo más ilustrativo de la fortaleza cultural de un pueblo. Allí se canta por tradición, se baila, se habla Palenque, una mezcla de africano y castellano, se hacen dulces de coco y azúcar y se le dice “no” a la violencia en el municipio. Pareciera que Palenque fuese inmune a la fuerte ola de masacres que azotó a los Montes de María.
Los niños también son actores de paz. Desde los 3 años de edad cada niño escoge su organización en Palenque y permanece fiel hasta su muerte. Los vínculos entre ellos no son indisolubles del todo. Las microempresas de plantas medicinales también con dirigidas por niños de 7 a 10 años, según expuso Jarol Manuel Salas Caciani, representante.
Propuesta pedagógica ejemplar
En los Montes de María sin embargo, coexisten personas que vieron crecer a sus hijos en medio del terror. El tema en algunas zonas está vedado, los niños no lo saben, los jóvenes ya lo olvidaron y los adultos callan por temor. En la Escuela Normal Superior Montes de María, sin embargo, se trabaja por la memoria, no para revivir recuerdos en el dolor por el dolor, sino para reconocerlos y superarlos.
Con este trabajo dirigido y diseñado por Edgardo Romero, pedagogo, se rompe el desinterés de los estudiantes por la historia y el silencio forzado.
“El tema de los derechos humanos es muy grave allí, en especial luego de la masacre de El Salado. ¿Cómo enseñar entonces a una generación que no quiere saber nada de historia y que calla la propia?”, comentó el docente. La estrategia que diseñó se basa en la sensibilización, realización de teatro-foro, lectura de periódicos y trabajos de investigación. De esta manera se comprende el pasado y se construye el presente.
Cabildo urbano de Medellín Chibkariwack
El cabildo urbano Chibkariwack (Chibchas, Caribes y Arawacks) se hizo presente en cabeza de su representante Hilda Domicó. Destacó que la brecha cultural, familiar y de pensamiento es todavía un impedimento para vivir en medio de la sociedad.
Luego de huir de Urabá en el año 1997, 4000 indígenas de 32 grupos étnicos se desplazaron a Medellín, donde permanecen como grupo legalmente constituido. Sin embargo, denunció, que no están exentos de la violencia, pues todavía en la actualidad grupos al margen de la ley reclutan sus hijos, algunos niños están muriendo de hambre y los ancianos hacinados están enfermando, señaló.
Además de permanecer como comunidad en Medellín, Hilda señala que los indígenas desplazados de Chocó y Risaralda están siendo aceptados en su comunidad, con gran esfuerzo.
“Nuestros hijos e hijas se están perdiendo en la lógica de la ciudad”, fue su frase final.
Otras experiencias
En el encuentro se compartieron las siguientes experiencias de memoria:
- Arte Primitivista de Memoria Histórica. Asvidas, Tierra Alta, Córdoba.
- Plantón por la recuperación, memoria y dignidad de las víctimas. Manizales, Caldas.
- Comisión de vida, Justicia y Paz, de la Diócesis de Quibdó, Chocó.
- Memoria Histórica de la Masacre de Santa Bárbara. Asociación de Víctimas. Santa Bárbara, Antioquia.
- Ejercicios de memoria histórica. San Carlos, Antioquia.
- Vida y esperanza después de la muerte. Puerto Berrío, Antioquia.
- Memoria y lucha. Desaparición Forzada y desplazamiento en el corregimiento La Esperanza. Carmen de Viboral, Antioquia.
- Unas víctimas en el olvido. Apartadó, Antioquia.
- Tú qué recuerdas y tú qué olvidas. Kolectivo Memoria Joven. Medellín, Antioquia
- Cien afiches en las luchas de las mujeres. Corporación Vamos Mujer. Medellín
- Parque de la Memoria. Santa Fe Antioquia, Antioquia.
- Tejedoras por la Memoria. Sonsón, Antioquia.
- Indígenas Zenú: “Los nuevos decimeros”. Cáceres y Zaragoza, Antioquia.
- Salón del nunca más. Granada, Antioquia.
- Túnel de la memoria. Segovia, Antioquia.
- Cinco mártires y 25 años de impunidad: Juventud comunista de Colombia. Medellín, Antioquia.
Este fue el balance del encuentro:
APRENDIZAJES
- Los pueblos han aprendido a valorar la historia. Gracias a esto han podido reconocerse.
- El conflicto armado, si bien es doloroso e incómodo, se ha aprendido a identificar y visualizar.
- Los logros propuestos se han alcanzado, inclusive los de largo plazo, por lo que la población víctima es cada vez más receptiva.
DIFICULTADES
- El poco apoyo estatal se hace presente y se replica en la mayoría de las personas que asumen el compromiso de hacer memoria.
- El miedo persiste y los conflictos armados también.
- Poca inclusión de este tema en las políticas locales. Algunos planes municipales se reducen a actividades sin continuidad.
- No se ha visibilizado a las víctimas de las minas antipersonas. Tampoco se tiene una propuesta pedagógica para trabajar con personas con discapacidad.
RETOS
- Cuidar los procesos de memoria.
- Vincular diferentes temas y sectores, en especial el sector educativo.
- Velar por el funcionamiento de las iniciativas.
- Superar los retos internos de cada organización.
PROYECCIONES
- Sostener la acción de los procesos de memoria.
Los retos de hacer memoria
“La memoria es el patrimonio de la humanidad. De ella se aprende, se construye el presente, se proyecta el futuro. Ningún país se puede reconstruir sin memoria, verdad y justicia. La memoria no se debe guardar como una exhibición, pues debe ser un espacio de reflexión, construcción social, reparación simbólica y encuentro. Para hacer la paz no es necesario hacer la guerra”. Comentario de Juan Carlos Posada, Director del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Al terminar el encuentro –tal como al principio- se realizó un acto simbólico con una danza espontánea por parte de los participantes. El objetivo era sentir el propio ser, la tierra, eso que tanto reclamaron la comunidad de los Embera Chamí: “no podemos entender eso de ustedes todavía. Por qué no aman su tierra, no respetan el suelo que es su casa”, manifestaban.
Al final, los participantes estuvieron de acuerdo en resumir el encuentro en la frase de Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
Informe de: Jenny Alexa Castaño Arbeláez
MiOriente - [email protected]