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Este fue Eliseo Tangarife, artista rionegrero considerado el padre de la ornamentación en Antioquia

  • Escrito por Carlos Alberto Mejía Vallejo.

    Don Eliseo Tangarife fue el padre del arte de la ornamentación en Antioquia, conocido como el Miguel Ángel de la montaña. El 13 de octubre de 1866 nació en el resguardo indígena de San Antonio de Pereira, Rionegro. Tres días después fue bautizado en la misma ciudad. Hijo natural de Juana Tangarife. Fueron sus padrinos Ambrosio Arenas y Rosaura García pero con poder de estos asistieron Vicente y Josefa García. Da fe Joaquín Restrepo.

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    ¿Sabían que desde muy niño vivió en El Retiro quien fue el más influyente artista que tuvo la talla y la ebanistería a lo largo de la construcción de los nacientes municipios de la colonización antioqueña? Pues sí, en el Guarzo fue conocido cariñosamente como “El Indio". Fue realmente un zambo con rasgos más marcados de la raza indígena que de la raza afro.

    Desde muy niño mostró un increíble talento para la talla logrando cautivar al presbítero José Vicente Calad Ardila, quien lo contrata para realizar trabajos especiales al interior del templo parroquial, el cementerio, entre otros escenarios, y narra el sacerdote que para diciembre del año 1876 recibió de este niño de apenas 11 años de edad la figura del diablo con sus cachos para la puerta de entrada del nuevo cementerio parroquial próximo a inaugurar; era un niño genial.

    El sitio donde plantó su taller en El Retiro fue en la esquina noroeste de la plaza, en el cruce de la carrera Caldas con la calle Ricaurte, casa propiedad de don José Rafael Vallejo Mejía, hoy conocida como la Tienda del Juguete. El vecino presbítero José Joaquín Barco Ángel, al conocer las destrezas del joven carpintero, se lo llevó a Salamina a finales del año 1881, pero con la condición impuesta de Calad de retornar con frecuencia al Guarzo y cumplir con las obligaciones pactadas allí, llegando a vivir y laborar en el conocido barrio Obrero de Salamina y en ocasiones en lujosas mansiones donde lo contrataban los ricos mineros.

    Obras de Eliseo Tangarife.

    La formación de Eliseo Tangarife

    Tras la muerte del padre Calad en enero de 1884, a El Retiro llega en su reemplazo el presbítero Juan Pedro Marchetti Panicali, un artista sochantre y escultor italiano que se maravilló al conocer las habilidades artísticas de Eliseo cuando regresaba de Salamina a cumplir con la entrega de sus trabajos en El Retiro. No dudó en hablar con su igual de Salamina para enviar a ese joven talento a la ciudad de Bogotá al barrio Santa Bárbara, donde recientemente el profesor ornatista suizo, Luigi Ramelli Foglia, estaba dictando unas clases teórico prácticas de ornamentación dentro de uno de los programas de la Escuela Nacional de Bellas Artes.

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    Es entonces allí donde recibe toda la influencia de su maestro para desarrollar a plenitud su talento, derrochando una abundancia de figuras fitomorfas integradas con siluetas humanas y rocallas en su condición específica de alpinum rodeadas de volutas que a su vez se entrelazan en cornisas, balcones, ménsulas, florones, cómodas, escaparates, mesas, sillas, tocadores, camas, nocheros, vitrinas, consolas, repisas, pasamanos, escaleras, todas de gran imaginativa; las máscaras antefijas, únicas en su estilo gozón, expresivas pero a su vez temerosas inspiraciones renacentistas aplicadas a la ornamentación republicana.

    Eliseo viajaba con frecuencia al Guarzo, hasta que en el año de 1890 se enamora perdidamente de una hermosa joven de tan solo 16 años llamada María Jesús Tomasa Correa Bravo, nacida en El Retiro el 9 de marzo de 1874; bisnieta del fundador guarceño Manuel Agustín Montoya Gonzáles y prima del historiador y fundador de la Academia Antioqueña de Historia Ramón Rufino Correa Mejía. 

    El destacado artista contrae matrimonio el 12 de mayo de 1894 con esta joven, hija de don Julián Correa Montoya -que nació el 16 marzo de 1839- y de Francisca María Bravo Velásquez, nacida el 6 de  abril de 1842, ambos de El Retiro. Fueron testigos del matrimonio un señor Aristizábal y Nacianceno Ortiz y otros muchos. Da fe Francisco de Jesús Rodríguez.

    Se residencia en Salamina fue sitio de habitación de Eliseo, quien complementa su educación en la Escuela de Artes y Oficios de Medellín. Otros curas guarceños mecenas del artista fueron Francisco de Jesús Rodríguez, Rafael Garcés Molina y Juan Nepomuceno Cadavid. Don Eliseo logró dominar la técnica para la utilización de fibras y maderas de todo tipo, como el mimbre, ratán, nogal, roble, guadua, bambú, sauce, pino, cedro etc., que en algunas de sus obras combinaba. Los confesionarios, sagrarios, púlpitos, mamparas y demás elementos propios de los templos reflejan una máxima expresión de su estilo.

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    El Guarzo hoy día posee algunos vestigios originales de su trabajo, como también su imborrable huella en los trabajos de sus discípulos. Don Eliseo dominó a su antojo las tinturas naturales para los acabados y su destreza en la más bella y difícil técnica que era la pintura al tapón, una mezcla a base de cristales en disolventes, dando como resultado un fino barniz que requería días soleados para su aplicación y era aplicado a punta de dulce abrigo entrelazado en los dedos con movimientos técnicos de la muñeca.

    Es claro que fue un aventajado tallador, alumno de ebanistas venidos de diferentes lugares del mundo, constructores de pueblos. En Salamina, gracias a su tutor, el presbítero José Joaquín Barco Ángel, Eliseo pudo desarrollar a plenitud su talento, llegando a ser considerado como la gloria más importante para mostrar de este municipio. Un descendiente de fundadores guarceños y aventajado discípulo del artista fue Anatolio Ramón de Peláez Mejía.

    Muerte

    La esposa de don Eliseo, María Jesús Tomasa Correa Bravo, falleció a causa de una cardiopatía severa en Salamina el día 11 de septiembre de 1943, a sus 69 años de edad. Fue sepultada en el cementerio de La Valvanera, en ese mismo municipio; y 8 años después murió, en la pobreza extrema, don Eliseo, atendido por caridad en el hospital del pueblo: la causa de su deceso fue uremia el 17 de marzo de 1952.

    Ni su esposa ni él dejaron descendientes. Al día siguiente sus exequias las celebró Monseñor -que así les decían a los curas viejos- Carlos Isaza Mejía. Sus despojos mortales se encuentran con los de su esposa en un osario del cementerio de La Valvanera, en Salamina. Desde entonces Eliseo entró en los anales del olvido.

    Como diría el catolicismo…Eliseo murió con olor a santidad.

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