El 13 de junio de 2002 es un día para no olvidar en Sonsón. Ya se cumplieron 20 años de la masacre en el centro recreacional La Pinera. 18 jóvenes perdieron la vida a manos del Ejército Nacional. Hoy madres, hijos y hermanos siguen esperando respuestas de lo sucedido aquel día y ya han pasado dos décadas en búsquedas infructuosas.
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Aquel 13 de junio de 2002 fue el día en que La Pinera se convirtió en un hito para la historia del conflicto armado vivido en el Oriente Antioqueño. Allí murieron 18 jóvenes tras un ataque del Ejército, por parte de las tropas del Batallón Juan del Corral.
La Pinera era un centro recreacional, el cual fue construido en la alcaldía de Luz Amparo Patiño en Río Arriba, y contaba con piscinas, sauna, turco, restaurante y auditorio.
Hoy La Pinera es para Sonsón un lugar de memoria, un lugar para no olvidar y para no repetir. Según el libro de conciudadanía Sonsón, Memoria Viva, en aquel junio de 2002 el Ejército iniciaba la retoma del centro recreacional La Pinera, que había sido convertido en cuartel general de las autodefensas. Durante cuatro horas se prolongó el ataque a los presuntos paramilitares allí acuartelados, con un saldo de 18 muertos y 11 detenidos.
Los jóvenes fueron presentados como “saldos” dados de baja en combate.
Este comportamiento creciente del Ejército obedeció al proceso de fortalecimiento y modernización de las Fuerzas Militares, promovido por el gobierno de Andrés Pastrana con recursos del Plan Colombia, lo que llevó en el año 2002 a la finalización de las negociaciones de paz entre el Gobierno y las Farc, seguida por una ofensiva militar contra ellas.
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Después de la toma, el sitio quedó destruido casi en su totalidad y desolado por más de seis meses, según narra el libro Sonsón, Memoria Viva, hasta el punto de que nadie se atrevía a entrar allí. La administración municipal, al año siguiente, tras propuestas realizadas por algunos de sus funcionarios, empezó a desarrollar acciones para recuperar el espacio, llevando diferentes grupos de personas e instituciones educativas a plasmar sobre sus destruidas paredes los sentimientos de dolor y recuperar la confianza respecto a este sitio.
El lugar fue finalmente recuperado y entregado por el municipio a la Universidad de Antioquia, donde está su sede desde entonces. En un texto de Hacemos Memoria, escrito por Elizabeth Otálvaro, se expresa que:
Apenas ahora la justicia colombiana intenta esclarecer lo ocurrido en La Pinera a través de la investigación adelantada por la Fiscalía 74 de Medellín, encargada de las ejecuciones extrajudiciales, conocidas comúnmente como ‘falsos positivos’
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Y agrega: “Sin embargo, y pese a la confusión jurídica, Isabel González, antropóloga y quien ha acompañado el proceso Costurero Tejedoras por la Memoria de Sonsón, dice que este es el momento en el que las condiciones están dadas para conmemorar esta fecha como un acto de dignificación de la vida que aporta a la ‘construcción de paz y en el cual es posible –después de muchos años–, además de compartir el dolor, reconocer el valor de todas las víctimas’”.
Esta es una historia para no olvidar y para, de manos de las víctimas, acompañar y visibilizar para el esclarecimiento de la verdad y la no repetición.
