En los últimos años han incrementado los delitos electrónicos en el país. En su mayoría, los delincuentes piden una suma de dinero mientras se hacen pasar por un familiar o amigo y las víctimas, ante la táctica de los inescrupulosos, les depositan la cifra que solicitan.
La historia de terror de Jaime (se omite el nombre de la víctima) empezó cuando un amigo que vive en el exterior lo contactó a través de Facebook para pedirle que le recibiera una encomienda que él iba a enviar a Colombia. Con toda la confianza, Jaime decidió dar sus datos para recibirla en el Aeropuerto JMC.
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Cuando "el paquete" ya había aterrizado, un supuesto funcionario aeroportuario lo contactó porque por la encomienda, antes de despegar, se debía haber pagado un impuesto exigido por la DIAN: más de tres millones de pesos que solo se podían cancelar desde Colombia.
El amigo de Jaime que estaba en el exterior le escribió un mensaje pidiéndole que le prestara esa suma de dinero, “yo se los consigno”. Abusando de su buena voluntad, él accedió y depositó el dinero.
Luego, desde otra cuenta de WhatsApp, se comunicó con Jaime “el capitán de la policía fiscalía y aduanera” notificándole que la encomienda contenía “oro y dinero ilegalmente”. El supuesto capitán le planteó dos opciones:
Jaime no respondió los mensajes y, más tarde, se enteró de lo que estaba pasando: “me estafaron”.
Invito a todas las personas a estar atentas, a no caer. Tengan mucho cuidado con las redes sociales. Verifiquen toda la información con terceros
expresó Jaime.
Después, el hombre pudo constatar que a su amigo le clonaron las redes sociales y, al acceder a ellas, empezaron a estafar a sus contactos.
Ante cualquier indicio de estafa, comuníquese con la Policía a la línea celular 122, o instaure la denuncia siguiendo este enlace.