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Del Oriente Antioqueño a Ucrania: la historia de Efraín Estrada, un hombre que desafió la guerra y sus propios límites

  • Por Luisa F. Giraldo

    Efraín Estrada es un hombre sencillo, nacido en el municipio de Alejandría, en el Oriente Antioqueño, cuyo destino lo llevó de las montañas colombianas a las trincheras de Ucrania, en medio de una guerra devastadora. Su historia, contada en exclusiva a MiOriente, es una lección de valentía, resiliencia y humanidad.

  • “La guerra no es un juego”, comienza diciendo Efraín con voz pausada, como quien lleva el peso de sus palabras en cada frase. A sus 44 años, este hombre jamás imaginó empuñar un fusil ni enfrentarse a la crudeza de la batalla.

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    Su sueño de ser militar había sido frustrado en múltiples ocasiones en Colombia debido a problemas de visión. Sin embargo, el deseo de experimentar algo nuevo y trascendental lo llevó a Ucrania, un país en guerra donde encontró, paradójicamente, una perspectiva más clara sobre la vida.

    Efraín trabajó durante 20 años en Bogotá como asesor comercial y en distintas regiones del país. Pero en 2022, tomó una decisión que cambiaría su vida:

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    Efraín Estrada, antes de viajar a Ucrania. Foto: Archivo personal.

    “Quise experimentar una nueva aventura, y aunque no tenía experiencia militar, conté con el apoyo de mi madre para venir acá”. Así llegó a Ucrania, donde fue recibido, entrenado y puesto a prueba en uno de los entornos más hostiles del mundo.

    Los días en el frente no han sido fáciles. “Un día, cuando entré al campo de batalla, pensé que ese era mi último día en la tierra”, confiesa. Un ataque de drones rusos lo dejó gravemente herido.

    “El primer dron me lanzó una granada que me arrastró 70 metros. Me dañó los intestinos y tuve que usar mi propio botiquín para intentar detener la hemorragia. Estuve hora y media bajo ataque, sin ayuda, y mis compañeros pensaban que yo estaba muerto”.

    Con valentía y la ayuda de tres hombres —dos colombianos y un ucraniano—, Efraín logró ser evacuado tras recorrer siete kilómetros. Aun con una hemorragia severa, resistió un trayecto de cuatro horas hasta el hospital. “Pensé que no iba a sobrevivir, pero aquí estoy, agradecido por esta segunda oportunidad”.

    A pesar de las adversidades, Efraín ha encontrado en el conflicto una transformación personal profunda. “La guerra me ha enseñado a valorar las cosas más simples: el agua, la comida, una ducha… cosas que damos por sentado en nuestra vida diaria. Aquí, he aprendido a sobrevivir y a reflexionar sobre lo frágil que es la vida”.

    Efraín no solo ha cambiado su perspectiva sobre el mundo, sino también sobre sí mismo. “Antes era una persona tranquila, con miedos y temores. Ahora, he aprendido a enfrentarlos y a superarlos. Soy más consciente del valor de la vida, de la muerte y de las consecuencias de mis actos. He dejado atrás el egoísmo y la vanidad para entender lo que realmente importa”.

    Además de los horrores de la guerra, Efraín destaca la camaradería y el sacrificio de sus compañeros. Su experiencia, sin embargo, no es una invitación a la aventura.

    “Muchos ven las armas como un símbolo de poder, pero la realidad aquí es otra. No estamos peleando contra personas, sino contra la tecnología: drones que nos observan desde kilómetros de distancia mientras nosotros ni siquiera los vemos. Es una guerra desigual, aterradora”.

    Efraín extraña a su familia en Colombia, especialmente a su madre y a sus dos perros, que quedaron al cuidado de ella. “Son mis niños”, dice con ternura, pero asegura que su decisión fue guiada por un llamado interno de propósito y valentía.

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    Hoy, Efraín Estrada es más que un soldado en una guerra lejana. Es un hombre que, en medio del caos, ha encontrado claridad sobre lo que significa vivir. Su mensaje es claro: La guerra no es un juego. Pero en las peores circunstancias, uno puede descubrir el valor de la vida y la fortaleza que lleva dentro.

    Desde Alejandría hasta Ucrania, su historia es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay espacio para la esperanza y la transformación personal.

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