El mapa de la criminalidad en el Oriente Antioqueño, en sus límites con el departamento de Caldas, se reconfiguró este fin de semana por cuenta de la captura de Carlos Alberto Herrera Arcila, alias Camilo, principal cabecilla del Clan del Oriente.
El operativo estuvo a cargo del Gaula Militar y el CTI de la Fiscalía. Con información de inteligencia, alias Camilo y cinco delincuentes más fueron ubicados en el centro poblado Macanal, en San Rafael, donde, según el Ejército, estaban esperando un cargamento de armas de fuego.
Estos sujetos eran el terror en municipios como Nariño, Sonsón y Argelia; así como en la vecina región del Samaná caldense.
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A principios de año lideraron un paro armado que bloqueó a la región durante todo un fin de semana: hicieron cerrar estaciones de gasolina, suspendieron el transporte y arreciaron las extorsiones y amenazas contra ganaderos y comerciantes.
A través del Plan Ayacucho, el Ejército y la Gobernación le declararon la guerra a Camilo y su grupo, tanto así que aumentaron de 40 a 60 millones de pesos la recompensa por su captura; sin embargo, no se confirmó si la detención se dio con ayuda de algún informante.
Lo cierto es que con la captura de alias Camilo este fin de semana, sumada a las logradas en meses anteriores contra el segundo cabecilla, alias Chatarra, y el tercer cabecilla, alias Tuntún, las autoridades aseguraron que el Clan del Oriente “llegó a su fin”.
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Así lo dijo el general Óscar Leonel Murillo, comandante de la Séptima División del Ejército, al informar que el grupo delincuencial tenía cerca de 15 integrantes.
Por su parte, el secretario de Seguridad y Justicia de Antioquia, Oswaldo Zapata, destacó los 17.000 millones de pesos que le fueron incautados a ese grupo ilegal gracias a varias extinciones de dominio en Marinilla, San Carlos y El Peñol.
