No es cuento: la pólvora es un atentado directo contra los animales. Está plenamente comprobado que las luces y el fuerte ruido de los juegos pirotécnicos afecta de tal manera el sistema nervioso de los animales que terminan llevándolos a la muerte.
David Echeverri, coordinador del Grupo de Bosques y Biodiversidad de Cornare, explicó que los impactos que genera la pólvora en la fauna silvestre, sobre todo en un país megadiverso como el nuestro, no han sido suficientemente medidos.
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“Solo con el ruido de la pólvora las comunidades de aves se ven altamente afectadas en su orientación, en el estrés, muchas mueren. Imaginémonos todas las comunidades de mamíferos, de anfibios... Este tipo de actividades generan impactos de gran magnitud; es triste y muy grave”, dijo Echeverri.
Esta problemática se hace más visible en época decembrina, especialmente en las llamadas alboradas, actividades que no hacen más que someter a varias especies animales a un estrés innecesario y fatal.
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“Realmente ellos nunca están sometidos a este tipo de actividades, y solo el estrés genera una alteración en los latidos del corazón y la muerte de un animal. No tenemos la cantidad de animales que mueren, pero estamos seguros que son muchísimos”, agregó el experto.
Sin embargo, cuando las personas queman pólvora, las aves, los perros, los gatos y una lista enorme de animales no quedan solo con daños emocionales sino también alteraciones físicas: daños en los oídos, la visión, los sentidos, desorientación, caídas, choques.
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“Es atentar de manera directa y con un agravante: en la noche, muchos de estos animales están en su jornada de descanso. La gran mayoría son activos en el día, entonces en la noche están resguardados. Cuando generamos este tipo de ruidos, hacemos que estos animales se muevan, se van a desorientar y se van a morir”, concluyó el coordinador.
Por eso, es hora de que tomemos conciencia de que la alborada, que para colmo de males surgió como una práctica de la mafia, causa más estragos de los que nos imaginamos.