Sobre el mediodía del 17 de diciembre de 2020, Diego Cadavid se llevó a su hija Sofía con la promesa de dejarla nuevamente en su casa a las 6:00 p. m. (los padres de Sofía vivían separados).
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Sin embargo, tras una prolongada espera, la mamá de la menor decidió reportarla como desaparecida, de manera que se activaron los protocolos respectivos de búsqueda.
En la noche, Cadavid apareció en las inmediaciones de una zona residencial. Quienes lo vieron trataron de interrogarlo, pero él no respondió. Finalmente fue llevado al Hospital San Vicente Fundación, donde luego indicó el paradero del cuerpo de Sofía, el cual fue encontrado alrededor de las 2:20 a. m. del 18 de diciembre.
Un mes después de este hecho, Daniel Santa, periodista de MiOriente, entrevistó a Luisa Fernanda Henao, madre de la menor, quien comenzó recordando: “Tengo mucho dolor por la partida de mi pequeña (…) era mi motor (…) mi vida se partió en dos”.
Luisa Fernanda reconstruyó aquel trágico día cuando Sofía no llegó a tiempo a su casa. Entrada la noche, decidió dar aviso a las autoridades. “Un policía muy formal empezó a difundir la información de la niña (…) yo sentía de todo y quería seguir buscando (…) pensé mil cosas en un segundo”, explicó.
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En redes sociales comenzó a circular la foto de Sofía y Diego Cadavid, y alguien le indicó dónde estaba el padre de la pequeña. El hombre tenía rastros de sangre y no estaba en sus cinco sentidos.
Salí corriendo cuando vi que no venía con la niña (…) le rogué para que por favor me dijera dónde estaba la niña, pero él no reaccionaba, decía que no sabía (…) en ese momento llegaron las autoridades y se lo llevaron a la clínica
indicó.
Luisa Fernanda y su familia siguieron la búsqueda y fue el mismo sujeto el que confesó dónde estaba la menor. “Nosotros, mi familia y yo, sentimos que él (Cadavid) tenía demasiada rabia y de una u otra manera se iba a vengar de nosotros”, dijo Henao, resaltando, además, que una de las causas del término de la relación de pareja tenía que ver con maltrato intrafamiliar.
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El 19 de diciembre, un día después de este lamentable hecho, todo el Oriente se vistió de luto para darle un último adiós a Sofía.
“¿El perdón? Difícil…tenemos un Dios que nos ha ayudado, día a día, a no llenarnos de rencor ni de rabia, pues quienes nos vamos a hacer daño somos nosotros (...) Es difícil llevar una vida de nuevo por todo lo que pasó (…) una cosa es que Dios se hubiera llevado a la niña, pero a nosotros nos la arrebataron”, concluyó Luisa Fernanda.