En la mañana de este viernes, Colombia amaneció de luto por la muerte del maestro Fernando Botero, el pintor y escultor más importante del país.

Tras su fallecimiento, MiOriente dialogó con Clara Cecilia Macías, mayordoma de la finca de Botero y su esposa Shopia Vari, ubicada en Llanogrande.

  • La mujer contó detalles de la vida del maestro, cómo era en el día a día, su comida favorita y lo que acostumbraba hacer en el Oriente Antioqueño.

    Actualidad: Medellín decretó siete días de duelo por la muerte del maestro Botero, hoy inician los homenajes

    Él era una persona muy amable, sencilla, muy querida por todos. Él venía a la finca una vez al año, casi siempre en enero. Nunca dejaba de pintar, él se despertaba temprano, desayunaba y se iba para el estudio, en compañía de su esposa. También se iban a caminar, salían con mi esposo —que era el conductor— a varios municipios del Oriente y allá se tomaban un cafecito o un aguardientico

    dijo Clara Cecilia.

    Además, agregó: “Para comer era muy sencillo: de desayuno le gustaban los huevitos con hogao, le fascinaba la arepa blanca, paisa, su buen café y el quesito. En el almuerzo tomaba su sopita, sancocho, comía mondongo, ajiaco, frijoles, carne y pollo a la plancha; le gustaba el vino con las comidas”.

    Si bien durante años Clara Cecilia estuvo en los momentos más felices de Fernando Botero, también recuerda con nostalgia el día que se les quemó la finca.

    Leer más: Gobernación distribuirá 2.500 ejemplares del libro sobre el maestro Fernando Botero

    Esa vez ellos se fueron a dormir y una chispa de la chimenea quedó prendida. Apenas pasó todo, nosotros corrimos a auxiliarlo, sacamos todo lo que más pudimos rescatarle y gracias a Dios la volvieron a restaurar tal cual estaba. Ellos lloraron mucho cuando pasó eso, pero la recuperaron

    narró.

    El artista, reconocido por sus múltiples obras de escultura y pintura de figuras de cuerpos voluminosos, padeció últimamente quebrantos de salud relacionados con dificultades respiratorias. Luego de unos días hospitalizado, prefirió tratar la enfermedad en su hogar, en donde pintó hasta sus últimos días.