Los hábitats naturales a los que regresaron estos animales silvestres están ubicados en los municipios de La Ceja y El Carmen de Viboral, lugares hasta los cuales se desplazaron funcionarios de Cornare y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá para liberarlos.
Las 35 zarigüeyas y el gavilán pasaron por un proceso de readaptación biológica antes de ser devueltos a sus entornos naturales; estas especies habían sido rescatadas, atendidas, valoradas y tratadas por un equipo de especialistas en fauna silvestre.
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“Los veterinarios les realizan una evaluación física y comportamental. De acuerdo al estado del animal se le brinda atención y tratamiento clínico, luego se procede a la readaptación nutricional por los zootecnistas, dado que si los animales vienen de cautiverio es necesario hacer una transición de dieta, ya que una alimentación no adecuada puede causar enfermedades”, dijo Juan David Sepúlveda, biólogo del Proyecto de Fauna Silvestre.
Así mismo, los especialistas procuran que este tipo de animales recuperen su comportamiento silvestre (instinto), pues muchos tienen conductas estereotipadas o aberrantes como movimientos repetitivos por un alto grado de estrés y ataques a otros individuos o así mismos.
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“Se implementan estrategias para incentivar las funciones naturales de recuperar sus instintos y readaptar sus destrezas para retornar a sus condiciones de vida silvestre. Este es el caso, por ejemplo, de las zarigüeyas a las que se les ubican perchas y otros elementos en las jaulas para trepar y caminar, de tal manera que puedan desarrollar la motricidad para defenderse en sus lugares de origen”, explicó Cornare.
