El obispo de la Diócesis Sonsón-Rionegro y sus instituciones diocesanas se solidarizaron con los hechos de violencia que se vienen evidenciando en los últimos meses en la subregión, especialmente en Argelia y Nariño.

“En el Oriente Antioqueño se vienen presentando asentamientos de estructuras armadas ilegales y bandas criminales, con ataques y amenazas a la población civil, asesinatos de líderes y lideresas sociales, el aumento de masacres, desplazamientos forzados, homicidios, desapariciones, paros armados y otros hechos, generalmente asociados a las disputas por las rentas del microtráfico en los municipios que no dejan de estar asociados a estructuras criminales de alto impacto en el país”, expuso la Diócesis.

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    Y agregó: “La situación de orden público es preocupante ante la llegada de estas estructuras criminales que se hacen cada vez más fuertes en nuestra subregión, por el control de fronteras territoriales y el microtráfico. La falta de acciones contundentes y respuestas eficaces por parte del gobierno regional y del orden nacional, al actuar violento de los grupos presentes en el Oriente Antioqueño, ha generado zozobra y desconfianza hacia las instituciones y una gran sensación de crisis de gobernabilidad”.

    Finalmente, la Diócesis Sonsón-Rionegro hizo un llamado urgente a los actores armados ilegales que operan en el Oriente Antioqueño al respeto por la vida y la dignidad de los ciudadanos y ciudadanas; de los campesinos y campesinas; al cese de hostilidades para con ellos, las empresas, organizaciones sociales, y todos los ciudadanos en general.