La noticia que conmocionó al mundo del espectáculo y el entretenimiento en toda Colombia, la cancelación inesperada a último minuto del Jamming Festival, también dejó estragos en el Oriente Antioqueño. Varios jóvenes de diferentes municipios del Altiplano se quedaron con las ganas del Jamming.
En otras noticias: Murió Daniel Bedoya, joven que fue brutalmente golpeado en Sonsón
150.000 personas, del interior del país y del extranjero, compraron la entrada para un festival que nunca llegó. Esta es la historia de uno de los protagonistas, quien —desde el Oriente Antioqueño— tenía la ilusión de ver a los artistas prometidos en la boleta de entrada.
Esta triste historia comienza cuando decidimos ir al Jamming por el espectacular (e irreal, desde el principio todo pintaba superextraño) cartel de artistas. Veíamos que empezaban a ‘confirmar’ artistas cada vez más grandes; pensábamos ir solo el lunes y la verdad cuando metieron a Feid en el cartel del domingo, compramos ese día también
expresó Sara Henao, joven rionegrera que viajaría a Ibagué al festival.
Días antes de las fechas establecidas para el evento ya habían comenzado a cancelar varios artistas, “pero muy breves, entonces no se hizo mucha bulla al respecto y todo quedó así”, recordó Sara.
“Desde el inicio ya era raro que no vendieran más boletas por ninguna tiquetera, pero fue de esas cosas a las que las personas no les dan trascendencia, uno siempre piensa que una vaina tan grande como esa no la van a cancelar [y que] entonces no necesitan respaldo de tiquetera”, agregó.
Afortunadamente, la protagonista de esta historia no había comprado tiquetes para irse en avión, siempre fue una opción viajar por tierra; este fue al menos un aliciente para la gran pérdida que tuvieron, porque incluso ya habían pedido permisos laborales para poder viajar.
Le puede interesar: Desde el Oriente puedes visitar la Ruta de la Cumbia, una iniciativa de MinCultura
A la primera banda grande y dolorosa que vimos cancelar fue a Los Cafres; después canceló Black Eyed Peas y la razón fue desconocida. Fue muy raro porque faltaban muy poquitos días y no publicaban nada de los horarios por escenarios, ni nada, y yo empecé a sospechar; también caí en cuenta de que jamás tuvieron habilitados los comentarios en Instagram, entonces era más bien extraño encontrar gente hablando al respecto
dijo Sara, recordando los últimos días antes del esperado Jamming.
A pesar de que ya habían cancelado muchos artistas, los organizadores del festival expresaban que seguían en pie otros, excelentes, pero que si las personas no lo aceptaban, podían cambiar las entradas por alguno de los otros conciertos que tenían en agenda para 2022. Además del comunicado, los organizadores no respondieron por redes sociales, y los afectados indicaron que por WhatsApp contestaba un bot.
Luego todo colapsó, ya empezaron a ofrecer cambio de boletas (estas por las del otro año), seguía el cambio por otros eventos y la devolución del dinero bajo la cláusula de un artículo del 2020 que habla de que tienen un año para devolver el dinero después de terminada la emergencia sanitaria; y que si esa era la opción que se quería, debían enviar un correo con todos los datos de compra, y además que había plazo hasta el 18 de marzo para enviarlo
relató Sara
El 18 de marzo comenzó a llover información sobre la cancelación total de Jamming. Las personas ya habían planeado con mucho tiempo la asistencia, e incluso algunos habían comprado dos años antes sus entradas, puesto que esta no es la primera vez que se cancela el evento. La primera oportunidad fue en la pandemia, momento en el cual por fuerza mayor no se pudo realizar.
Lea también: Como campaña de salud pública, Medellín invita a masturbarse
Sara García, de La Unión, se cuenta entre los afectados por la cancelación del evento masivo. Ella alcanzó a viajar a Ibagué y en esa ciudad se enteró, y expresa que no ha podido encontrar una respuesta y una justificación clara por parte de las personas responsables del festival.
Nadie sabe con certeza hasta este momento qué pasará con los dineros, con los artistas, con el proceso legal que se puede avecinar para los organizadores, y con las más de 150.000 personas que gastaron su dinero en un gran espectáculo que, con su cancelación, se llevó a más de uno por delante.