Por: Carlos Andrés Zuluaga Marín @rionegro_historico
Hoy en día Rionegro se configura como el máximo exportador de crisantemo a nivel mundial, y se encuentra entre los grandes exportadores de muchas especies de flores cortadas. Fue el segundo después de Bogotá (1967), en Colombia, más precisamente en 1970, con el nacimiento de Flores Bochica, Flores Esmeralda y Flor Caribe.
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Pero la ancestralidad florícola de Rionegro se remonta a tiempos coloniales, cuando los primeros pobladores de la península ibérica introdujeron diferentes especies, dados los beneficios del clima y la fertilidad de estas tierras.
Son muchas las crónicas, reportajes y escritos de visitantes y locales que mencionan la importancia que tenía, para los hombres y mujeres rionegreras, tapizar sus linderos y ornar las casas con cientos de especies que florecían en el Valle del Río Negro.
En 1954, el destacado hombre público y creativo Arturo Uribe Arango, invitó a un grupo de floricultores de Santa Elena para que protagonizaran un desfile de flores en Medellín. Cuarenta silleteros iniciaron ese desfile que fue muy aplaudido por la comunidad. Al año siguiente fueron aumentando de número, hasta el desfile de silleteros que presenciamos en la actualidad.
Sin embargo, una década atrás ya se celebraba la Feria de las Flores en Rionegro, más precisamente en 1945, año en el que se posesionó como reina a la señorita Magdalena Trujillo, “Nena”.
Para esa ocasión la plaza de Rionegro estaba colmada de visitantes y vivientes. La emoción estaba al máximo escuchando la voz elocuente e inspirada del gran orador y joven abogado Juan Antonio Murillo, quien coronaba a Su Majestad Nena 1ª con un poema dedicado a las flores del Valle.
Y después, abriéndose paso por entre la multitud, pero lentamente, dos silleteros de la vereda Sajonia daban esplendor y razón a las fiestas que vivió Rionegro, antecediendo lo que en la actualidad es el evento cultural más relevante del departamento y la nación.
A la Capital de las Flores le quitarían entonces años más tarde una gran parte de su patrimonio, desterrado por el descuido que se le iba “inyectando” a los habitantes de Rionegro con el progreso desbordado y ausente de desarrollo que se perpetuó iniciando la segunda mitad del siglo XX, aniquilando en casi su totalidad los procesos culturales e identitarios que le caracterizaron por siglos.
Muy pronto se publicarán las Crónicas Cantarranas, donde se contará con más detalle esta y otras manifestaciones históricas de nuestra ciudad.
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