¿Por qué te casaste, Adonay? Himno decembrino

Hechos de historia, Jeison López

Por Jeison López.

Una amalgama de emociones, tradiciones, costumbres, recetas, bailes y reyertas acompañan la época del año más querida por los colombianos. Para muchos es la excusa para escapar de la rutina, de la insoportable levedad del ser y no hablo precisamente de la novela de Milan Kundera, sino de la rutina y el quehacer. Los seres humanos acudimos a menudo a la predisposición del estado de ánimo, nos inducimos a estados de tristeza y de alegría. La existencia transcurre entre dichas e infortunios, sin embargo, hay un mes donde se hace caso omiso a las heridas, o, por el contrario, se abre una cremallera interna que evoca la nostalgia y la melancolía. Escrito de otro modo, el poeta mexicano Andrés Castuera dice: “Y es que cuando uno sacude el cajón de los recuerdos, son los recuerdos los que terminan sacudiéndolo a uno”. Eso es diciembre, un sacudón o una verbena.

Al parecer, eso fue lo que le sucedió a Julio Erazo, un sacudón. Y no precisamente de esos que son producto de un arrebato de alegría que ponen a mover el esqueleto. Su nombre puede sonar extraño, no obstante, la divina providencia lo eligió, lo ungió, para componer una de las canciones más emblemáticas que se hayan escrito en Colombia: Adonay… “¿Por qué te casaste, Adonay? Adonay, ¿por qué no esperaste mi amor?” ¡Vieron, la recordaron! Fueron poseídos por el espíritu navideño, un “villancico criollo”, patrimonio musical. “Al César lo que es del César”. La canción la inmortalizó Rodolfo Aicardi con Los Hispanos en 1970, pero a Julio Erazo no le quitan lo bailado, el despecho. Sí, según dicen, Adonay tuvo su génesis gracias a una decepción amorosa.

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La historia se remonta a El Banco, Magdalena; allí Julio Erazo conoció a Adonay Ardila Urueña. Se enamoró de la mujer nacida en Ataco, Tolima. No hubo un desenlace feliz, pues Adonay terminó contrayendo nupcias con otra persona. De acuerdo con los relatos populares, Adonay vivió en Planadas, Tolima. En ese lugar, a sus 17 años, tuvo su primera experiencia en el amor. Se enamoró de Manuel Agustín Sevillano, quien se encontraba prestando servicio militar en la zona y le manifestó el deseo de casarse con ella. Los padres de Adonay no se dejaron descrestar por el uniforme militar, en vez de eso, se opusieron al romance, consideraron que solo era un capricho de una adolescente y un joven. Aunque obedeció a la voluntad de sus padres, Adonay estaba dispuesta a esperar a que Manuel terminara el servicio militar y culminara la universidad en Bogotá.

Otra versión que circula es que la promesa de matrimonio de Manuel Sevillano nunca llegó, y cansada de esperar, Adonay coincidió con Leonardo Quijano. Él, a diferencia de Agustín, no fue dubitativo, se casó con ella y tuvieron seis hijos. Cuando Manuel se enteró del suceso, con un espíritu quebrantado, arrepentido, le escribió una carta y se la envió. En consecuencia, de esa carta, Julio Erazo extrajo las líneas de desamor para componer una de las canciones infaltables en diciembre, que no discrimina edad, género y condición social. ¿Hubo un triángulo amoroso de parte de Adonay en diferentes temporalidades? No lo sabemos, pero eso no es impedimento para mover el esqueleto.

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