A partir del 23 de diciembre los turistas podrán disfrutar de la primera ruta turística de la cerámica en El Carmen de Viboral. En el recorrido, tendrá la posibilidad de escuchar, ver y sentir la historia de Cerámicas El Dorado, una empresa familiar que ha sostenido la tradición carmelitana por 55 años.
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Los nueve hijos de la familia Bello Rendón tomaron la decisión de exponer el retrato de su trabajo, para que los turistas conozcan el proceso de elaboración de las piezas decoradas a mano que hoy aplaude el mundo: la cerámica.
Según los artesanos de la localidad, desde hace 12 décadas moldean, hornean y dan pinceladas sobre jarrones, platos y pocillos que hoy posan en las cocinas de muchos hogares, entre esos, en los de la Reina Isabel II y el Papa Francisco.
La ruta
Este proceso puede verse en directo desde las instalaciones de Cerámicas El Dorado, ubicadas en la zona urbana de El Carmen de Viboral. Durante 45 minutos, los visitantes vibrarán con el arte de los artesanos mientras les cuentan los pasos que han dado para posicionar en el mundo las joyas de su pueblo.
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Yadira Bello, una de las promotoras de la iniciativa, explica que el objetivo principal es poner en altavoz la historia que hay detrás de las cerámicas decoradas a mano que en 2020 fueron declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Estamos tratando de mantener la tradición y la historia de cómo nacieron las piezas de cerámicas en El Carmen. Estamos dando un recuento
anuncia Yadira Bello.
Inicialmente, cada día se realizarán cuatro recorridos por las instalaciones de la fábrica, tendrá un costo, habrá aforo controlado y se deberá agendar la visita.
Si está interesado en adquirir el tour, comuníquese a la línea 3127701000 o al 6045430655. De igual manera, puede seguirlos en todas las redes sociales como @CeramicasElDorado.
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Un proceso a ocho manos
Las vajillas que tienen el sello de El Carmen de Viboral se construyen en una semana y pasan por ocho manos. Las dos de Silvio Salazar, un artesano que lleva moldeando la cerámica alrededor de 49 años, se encargan de elaborar el modelo y de enviarlo al horno.
Mientras habla del trabajo, clava su mirada en un plato y pasa sus dedos suavemente por el borde de la pieza buscando que sea homogénea. Cuando se le pregunta qué significa la cerámica, saca pecho y enuncia sin titubear:
La cerámica ha sido algo muy espectacular porque me ha dado todo. Es mi hobbie
relata Silvio Salazar.
Cuando está lista para el horno, la recibe Aldemar Gómez -otro artesano que lleva 35 años en el gremio- y la deja bajo el calor por ocho horas; luego hay que esperar que se enfríe para que Marta Oliva Betancur deslice sus pinceles por la cerámica.
Ella decora las piezas desde 1936 y, desde entonces, no ha dejado de dibujar flores sobre las 80 cerámicas que pinta diariamente. Narra que a los 13 años dejó de hacer garabatos en el papel y, con el empujón de su madre, pasó a colorear los objetos que nacieron de la arcilla.
Empecé a pintar con platos malos; luego comencé a hacer pintas que ganaron premios; pasé por todos los talleres de El Carmen y ahora doy clases
cuenta Marta Oliva Betancur.
Después de la pintura, a la cerámica le queda faltando el esmalte, la segunda quema y la venta.
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