Hace un par de años, a El Carmen de Viboral llegó a vivir y a trabajar una mujer emprendedora, quien abrió allí un taller de sastrería y trajo consigo una marca propia de ropa. Durante varios meses el taller funcionó en un local del municipio, pero luego la mujer, Dulsmir, desempeñó sus labores solo desde el apartamento que había alquilado, con todas sus máquinas, haciendo allí los diseños y vestuarios de su marca.
Sin embargo, primero una enfermedad y después el robo de sus herramientas de sastrería, hicieron que su trabajo no pudiera seguir.
En conversación con MiOriente, Dulsmir narró su historia desde el comienzo, cuando se instaló en El Carmen de Viboral, a donde había llegado proveniente de Medellín. Dijo que en esos primeros meses conoció a una mujer que llegó a su taller buscando trabajo, a quien le enseñó a manejar las máquinas y con el tiempo se ganó su confianza; tanto que al cabo de un tiempo la recomendó incluso para otros empleos, uno de ellos en un café y otro que consistía en cuidar a una persona enferma, el esposo de una amiga suya. También, cuando cerró el taller y lo trasladó para su propia residencia, Dulsmir le abrió a la mujer las puertas de su casa, para que le ayudara a diseñar y confeccionar ropa.
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En diciembre del año pasado Dulsmir se enfermó. Por su padecimiento, además, debió entregar el apartamento y se fue a vivir con un amigo, tomando en arriendo una habitación. Así fue como le dejó todas las máquinas a la mujer, que ya tenía su entera confianza.
Le dije a ella que me guardara el taller mientras que yo me recuperaba (…) Le presté las máquinas mientras que yo me acomodaba. Yo le dije: ‘Trabájalas, consigue tu plata, ahí tienes herramientas para que hagas tu dinero mientras que yo me acomodo’
relató.
Afortunadamente, pasados unos meses Dulsmir se recuperó, y en marzo de este año llamó a la mujer para decirle que iba a reabrir el taller, pues ya podía comenzar a trabajar y había alquilado un apartamento para volver a sus labores.
En este nuevo inicio, Dulsmir pensaba cambiar las máquinas, entonces puso las suyas en venta. Sin embargo, cuando iba a recogerlas en la casa donde vivía la mujer se encontró con un panorama impensado: ni sus máquinas ni su “persona de confianza” estaban en la vivienda.
Según cuenta, a través de redes sociales publicó la denuncia y poco después la mujer le escribió por WhatsApp, la saludó, pero no ha vuelto a responderle nada luego de que le pidiera las máquinas.
Luego de dar a conocer su caso por redes sociales, una mujer de Rionegro se comunicó con ella para decirle que esta misma persona supuestamente le robó dinero de su negocio y que, al parecer, está viviendo en un municipio de Caldas.
Esta semana Dulsmir puso la denuncia por este caso ante la Fiscalía; lo hizo de manera virtual. Dijo que todavía no le ha llegado ningún reporte, pero espera que el proceso por este posible robo pueda avanzar bajo seguimiento de las autoridades.
Las máquinas que le habrían robado son: una máquina industrial recubridora ($2.000.000), una máquina filtradora industrial ($1.550.000), una máquina plana industrial ($1.350.000), un Gabarini italiano de alta moda ($1.000.000), una máquina de corte ($1.200.000) y todos los insumos.
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