Hoy 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, una fecha promovida por la Organización Mundial de la Salud y sus asociados, en la cual se busca hacer consciencia al señalar los riesgos que trae consigo el consumo de tabaco para la salud y, además, fomentar políticas eficaces que influyan en la reducción de esta práctica.
Según Alejandro Martínez, toxicólogo de la Clínica Somer, cuando se habla de consumo de tabaco se hace referencia al uso de productos que tienen nicotina en cualquiera de sus presentaciones, por ejemplo: cigarrillos convencionales o electrónicos, pipas, puros e incluso en formas como el masticado, entre ellas el snus y el rapé.
“Al ingresar la nicotina al organismo, rápidamente accede al sistema nervioso central, en donde genera una respuesta estimulante a nivel de diferentes neurotransmisores como la acetilcolina, la dopamina, la norepinefrina y la serotonina, lo cual hace que se presenten diferentes efectos placenteros cuando la exposición es repetitiva”, dijo el experto.
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Actualmente, no solo preocupa el estado de salud de los fumadores activos, sino también de los pasivos; es decir, personas afectadas por el tabaco que, aunque no lo consuman directamente, sí se exponen al humo, lo que genera en ellas enfermedades cardíacas y pulmonares, entre otras.
“Es alarmante, por ejemplo, que hoy más de 65 mil niños en el mundo -fumadores pasivos- mueran cada año por causas asociadas al tabaquismo”, indicó Martínez. Según la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas (ENCSPA) realizada en 2019, el 39,7% de las personas entre los 25 y 34 años fuman permanentemente; seguido por la población de 18 a 24 años, donde el índice alcanza el 38,3%.
De igual manera, en el mismo estudio se reporta que el 9,8% de los colombianos actualmente fuma, siendo los departamentos de Vaupés y Cundinamarca los de mayor prevalencia de consumo de nicotina con un 16,9% y 12,8%, respectivamente. En cuanto a las ciudades capitales que cuentan con el mayor número de fumadores activos, sobresalen Manizales (14,7% de la población) y Bogotá (13,7%); y la región con menor prevalencia de consumo de tabaco es San Andrés y Providencia (1,9%).
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Los estudios médicos afirman que el consumo de cigarrillo en cualquiera de sus presentaciones causa enfermedades cardíacas, pulmonares obstructivas crónicas (Epoc) y varios tipos de cáncer, entre ellos, de pulmón, garganta y riñón. En el caso de las mujeres, si están en estado de gestación, corren mayor riesgo de aborto y tienen más probabilidades de presentar embarazos ectópicos o de que su bebé nazca prematuramente, con labio leporino, paladar hendido y peso anormal.
A la fecha, de acuerdo con la OMS, más de 8 millones de personas mueren cada año por causas relacionadas con el tabaquismo; de estas, 1,2 millones fallecen debido a enfermedades del corazón que se presentan a raíz de la exposición al humo que genera el tabaco.
A raíz de estos datos, se emprenden campañas para que la ciudadanía se haga consciente de los efectos nocivos y se empiece con el proceso de abandono del hábito. A propósito, el toxicólogo Alejandro Martínez dice que se estima que a la suspensión del consumo de tabaco sin ningún tipo de ayuda llega solo el 3% de los individuos que lo intentan; sin embargo, con asistencia de tratamientos breves y guiados por especialistas, esta cifra puede incrementarse entre un 30 y 50%.
Según el toxicólogo de la Clínica Somer, algunas de las complejidades para dejar de lado el consumo residen en “Dejar de fumar por un deseo de terceros y no por convicción personal, no tener una intención real de cambio, presentar enfermedades asociadas a la salud mental como trastornos de ansiedad, bipolaridad o depresión”, concluyó.