Colectivos y organizaciones de grafiteros de Medellín se concentran en este momento, nuevamente, para repintar el mural en el deprimido de la Terminal del Norte que hace alusión a los desaparecidos que fueron enterrados en La Escombrera, en la Comuna 13.



Recordemos que el mural había sido pintado el fin de semana anterior con la frase “Las cuchas tienen razón”, acompañado de una imagen del expresidente Álvaro Uribe con la frase “yo di la orden”.
Este mural fue borrado por orden del alcalde Federico Gutiérrez, desatando una enorme polémica en la ciudad.
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Sin embargo, los grafiteros se volvieron a convocar y en este momento están en el mismo sitio repintando el mural. Además. en varias partes de la ciudad aparecieron carteles en las paredes con dicha imagen.
Polémica que demuestra la división de la ciudad:
Estos grafitis han sido considerados por algunos sectores como un homenaje a las víctimas, mientras que otros los ven como una manifestación de la violencia y el conflicto armado que marcó la historia reciente de la ciudad.
El conflicto comenzó cuando la Alcaldía decidió intervenir sobre estos murales, argumentando que se trataba de una acción para "restaurar el orden y la limpieza en el espacio público".
Sin embargo, la medida ha generado un fuerte rechazo por parte de diversas organizaciones sociales, víctimas del conflicto y defensores de los derechos humanos, quienes consideran que esta decisión es un intento de borrar la memoria histórica de la ciudad y de ocultar los hechos de violencia que marcaron la vida de miles de personas.
Uno de los elementos que ha incrementado la polémica es la presencia de grafitis que hacen referencia al expresidente Álvaro Uribe Vélez, a quien acusan de ser responsable de graves violaciones a los derechos humanos durante su gobierno.
Por otro lado, algunos sectores de la sociedad, especialmente los seguidores del expresidente, defienden la limpieza de estos grafitis como una medida para devolverle el carácter cívico y ordenado a Medellín.
Argumentan que los murales con referencias a Uribe son un obstáculo para la reconciliación y el desarrollo de la ciudad, además de generar polarización en una sociedad ya de por sí dividida. El debate sobre si es legítimo borrar estos elementos de la memoria colectiva es, por lo tanto, un reflejo de la tensión política y social que persiste en la ciudad.
En este contexto, la Alcaldía de Medellín ha señalado que el propósito de la intervención es promover un espacio público libre de símbolos de violencia y de odio, pero la decisión sigue generando reacciones encontradas.
Mientras algunos aplauden la medida como un paso hacia una ciudad más pacífica, otros consideran que borrar la historia es un acto de censura que no contribuye al proceso de sanación y justicia.
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