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Del Encuentro de Paz Regional del Oriente a la Mesa del Proceso de Paz en La Habana

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    Una historia que enmarca lo que realmente quieren las víctimas


  • De cara a los diálogos de paz que se llevan en La Habana Cuba, muchas son las historias que se siguen conociendo del sadismo del conflicto; algunas son replicadas para salir del anonimato, pero otras son historias perdidas que quieren encontrar su lugar, respuestas y un nombre.

    La historia de Marleny Vélez del municipio de Argelia, es una de esas que aún no encuentran su Lugar.

    Marleny es una campesina, nacida y criada en la vereda El Rosario, situada a dos horas de camino a lomo de mula del municipio. Con ella el conflicto se ensañó en varias veces, pues varios de sus familiares fueron asesinados a manos de las Farc, incluyendo a su hijo el protagonista de sus relatos cotidianos y a quien la guerrilla presuntamente desapareción

    Según cuenta Marleny, corría el año 2003 cuando su hijo Germán Alberto Vélez, que aún no tenía 15 años, fue sacado de la vereda. Para ese momento ella estaba en Medellín y su hijo había quedado solo en la casa.

    El 13 de mayo de ese año, Marleny fue contactada por vecinos de la vereda, quienes le avisaron que Germán había desaparecido, habían ido a su casa y la puerta estaba abierta y sus pertenecías estaban, pero él no. De inmediato, Marleny se fue para Argelia a emprender la búsqueda de su hijo, en la vereda unos rumoraban que la guerrilla se lo había llevado para que hiciera parte de sus filas, pero otros decían que se lo habían llevado para asesinarlo.

    En medio de su desespero, Marleny buscó a guerrilleros del Frente 47, quienes delinquían para ese momento en Argelia, para exigirles que le dijeran qué habían hecho con su hijo. Solo encontró evasivas de ellos, mientras el comandante, alias “Ramiro”, le dijo que luego sabría la verdad de qué le había pasado a Germán.

    Hasta la fecha, Marleny no sabe del paradero de su pequeño, ya recibió la indemnización y pago del Estado por haber sido víctima del conflicto, pero no sabe qué pasó, por qué sucedió y mucho menos, dónde está su hijo, o sus restos, ya que el corazón de madre le dice que fue asesinado y es lo que hoy le manda decir a las Farc, de quienes busca la verdad para poder creerles de su voluntad de paz.

    El Oriente manda propuestas y preguntas a la Mesa de La Habana

    La anterior historia es una de las tantas que pincelan la realidad de lo que ha vivido Colombia y lo que quieren las víctimas del Proceso de Paz.

    En el Encuentro Regional de Paz, llevado a cabo en San Carlos, con el fin de tener un dialogo social con la región del Oriente sobre la aceptación del Proceso de Paz y el buscar participación en este, se realizaron múltiples propuestas y acciones de paz que el Alto Comisionado, Sergio Jaramillo, quien visitó el municipio en el Encuentro, llevará a La Habana. Sin embargo, también fueron muchas las preguntas que se enviaron con el funcionario. Una de ellas la hizo Marleny al contar su historia y pedir que le digan el paradero de su hijo, pues si no, según ella, no habrá paz alguna.

    Entre las propuestas que arrojaron organizaciones sociales, víctimas, medios de comunicación regionales y representantes de la sociedad civil, están algunas acciones concretas para que se dé la paz territorial, entre ellas están la propuesta de la Asociación de Personeros del Oriente Antioqueño, quienes propusieron un acompañamiento psicosocial a los niños de la Región, basados en que ellos también tienen algo que contar. Dicha acción fue realizada por un menor de Guarne, quien le preguntó directamente al Alto Comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, cómo estaban representados los niños en el proceso de Paz de La Habana. “Tratamos de representar a los niños lo mejor que se pueda. En este momento estamos en la discusión de cómo evitar el reclutamiento. Sin embargo cuando llevamos a La Habana las víctimas de cada uno de los delitos, no nos pareció conveniente llevar menores de edad por obvias razones”.  Contestó puntualmente el Alto Comisionado.

    Igualmente se propuso, la acción de desarmar a la fuerza pública y que cambien la estigmatización que tienen frente a los defensores de derechos humanos.

    Por otro lado en el documento quedó plasmada la propuesta de que se dispongan recursos para que un equipo del Oriente, recoja y sistematice historias exitosas de desmovilizados y quede un registro del ya posconflicto que se vive en la región.

    Por su parte en temas de integración territorial se promovió la idea de volver a patrocinar los convites en la región y fortalecer la Asamblea Constituyente.

    En respuesta a las propuestas, el Comisionado se refirió a que todas estas acciones serán tenidas en cuenta porque lo que se quiere es evitar que el conflicto termine pero vuelva y se repita, que “lo que se quiere conseguir es una paz territorial que sea estable en el tiempo”.

    Un Encuentro que queda plasmado de puño y letra

    El documento que lleva las propuestas para las Farc y el Gobierno, fue firmado por los representantes de las organizaciones sociales de los 23 municipios del Oriente Antioqueño, por representante de Prodepaz organizadores del Encuentro Regional, por la Ruta Pacífica de las Mujeres, por el asesor de Paz de La Gobernación de Antioquia y por la alcaldesa de San Carlos, María Patricia Giraldo, quien manifestó que aunque en su territorio ya no hay presencia de grupos armados y que se vivencia un proceso de posconflicto, aún hay que persistir sobre muchas problemáticas para que se dé la paz.

    Hoy día, San Carlos,  la localidad laboratorio del conflicto armado en Colombia porque confluyeron todos los grupos ilegales y se disputaron el territorio, luce esperanzador, aún su clima cálido siembra en su gente el ánimo para trabajar día a día, no solo por resolver el futuro sino por recordar lo que sucedió para que nunca más se repita. Todo hace contraste con las montañas, que se deslizan por el Oriente Antioqueño y se imponen con la fuerza de la naturaleza y los campos, esos que ya no reciben pasos de muerte.

    En la localidad hubo 19 mil desplazados, 33 masacres entre la década del 80 y el 2000, dice Pastora Mira, una víctima con quien se ensañó el fusil, “la historia es el juez y condena nuestros hechos”, tal vez San Carlos fue condenado antes de tiempo, y la historia cobró lo que no se había adeudado.

    Por: Laura Cárdenas enviada especial a San Carlos

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