Veredas que están a 12 horas del casco urbano pronto les llegará el servicio de energía.
Al oriente del municipio de Argelia se encuentran las veredas de Guadualito, Alto de Samaná, Alto Bonito, San Juan y Mesones, cuyo recorrido desde el casco urbano se demora entre 8 y 12 horas por caminos escarpados de herradura, enfrentando las inclemencias del tiempo, además de tener habilidad para cruzar los ríos a veces crecidos.
Esta zona es quizás una de las ricas de Argelia para la producción agrícola, pero también fue una de las más afectadas por la violencia asentada en la región desde el año 2000, factor que ha implicado en fuertes desplazamientos de los pobladores, quienes poco han regresado a la zona y han tomado otros rumbos.
Por ejemplo, en el caso de mesones eran más de 50 familias y hoy en día solo han regresado 8, en cambio las veredas Alto de Samaná y San Juan prácticamente se encuentran deshabitadas, en el caso de Guadualito ha sido ocupado por otras familias que emigran de otros municipios o zonas cercanas y que son nuevas en la región.
El panorama para esta región seguramente cambiará con la llegada de la energía eléctrica a través del proyecto de Antioquia Iluminada incorporando a las comunidades más apartadas del municipio de Argelia a las condiciones del siglo XXI en cuanto al acceso a mejores condiciones de vida, productividad, educación y comunicación, entre otros.
Ya se encuentra todo el material listo para ser transportado a lomo de mula. Hay una identificación precisa de los sectores donde se ubicará el servicio de energía y lo más seguro es que a finales del mes de marzo con la puesta en marcha del fluido eléctrico en la zona, ya se podría decir que prácticamente todas las veredas de Argelia quedan cubiertas.
Igualmente, de seguro tomará gran importancia en las nuevas veredas electrificadas la diversión y el esparcimiento de los miembros del hogar y de las comunidades rurales gracias a aparatos como la televisión y la radio, al tiempo que se evidencia la intención de adaptar equipos eléctricos para realizar el trabajo sin necesidad de esfuerzo físico en los procesos productivos y artesanales, se tendrá una mayor conservación de los alimentos y por ende el cambio en la tradición de las familias marcará un hito en la historia.
En el campo educativo la llegada de la energía facilitará los ritmos de estudio de los niños y jóvenes, quienes ahora tendrán la oportunidad de estudiar con mejores condiciones básicas puesto que la tecnología se convierte en un factor fundamental a la que no serán ajenos los establecimientos educativos principalmente el de mesones.
José Ilder Osorio Montoya