La contaminación ambiental, producto de la basura electrónica es un hecho que afecta al mundo entero. Se espera que en 2018, en el mundo haya alrededor de 50 millones de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), según indicó un informe realizado por el Instituto para el Estudio Avanzado de la Sostenibilidad de la Universidad de las Naciones Unidas. De estas toneladas, tan solo el 16 % son gestionadas formalmente por sistemas de recolección y reciclaje de los desechos electrónicos.
En Colombia la situación no es menos alarmante, de acuerdo a los últimos datos arrojados por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, al año en el país se producen aproximadamente 130.000 toneladas de basura electrónica. Pero ¿sí existe la suficiente información para que empresas y personas sepan cómo reciclar este tipo de residuos?
“La denominada basura electrónica es uno de los desechos más contaminantes y peligrosos para la salud de las personas y del ambiente, ya que los componentes (mercurio, plomo, cadmio, entre otros) que se alojan en el interior de computadores, impresoras, teclados y otros periféricos son sustancias que si se manipulan sin los cuidados necesarios pueden generar daños a mediano y largo plazo, contaminando el agua o participando en la formación de gases de efecto invernadero” afirmó Édgar Erazo, director ejecutivo de la Corporación EcoCómputo.
Un sondeo realizado por EcoCómputo, colectivo de empresas encargado de la recolección de los residuos de computadores y periféricos, como respuesta a la iniciativa del Gobierno Nacional en impulsar la Responsabilidad Extendida del Productor - REP y una gestión adecuada de los residuos en Colombia, líderes en posconsumo, reflejó el desconocimiento de los colombianos sobre cómo deshacerse de los aparatos eléctricos y electrónicos que tienen y que ya no utilizan. El 50 % de los encuestados afirmó que guardan estos dispositivos en casa aunque ya no les den uso, y el 37 % los bota a la basura convencional sin pensar que deberían ser enviados a unos puntos de recolección especializados, donde les darán el tratamiento adecuado. Este parece ser el comportamiento normal, teniendo en cuenta que más del 65 % no conocen o saben muy poco de cuánto llegan a contaminar.
Sin embargo, la parte positiva de este ejercicio es que a más del 96 % de las personas que participaron les gustaría recibir más información sobre qué hacer con estos aparatos y cómo reciclarlos, pues el 80 % afirmó no conocer en este momento dónde llevarlos para cumplir este fin.
Édgar Erazo, director ejecutivo de EcoCómputo explica cómo se reciclan las RAEE:
Hay que tener en cuenta que la vida útil de un computador o portátil puede oscilar entre los 3 y 5 años. “En EcoCómputo recolectamos este tipo de residuos electrónicos y/o periféricos tanto de empresas como personas naturales, y reciclamos estos aparatos con ayuda de otras empresas especializadas en el tratamiento de cada una de las partes que los componen”.
Una vez recolectados, los aparatos llegan a un centro de acopio donde se hace una primera clasificación. Se verifica si estos pueden repararse, y si es así, los computadores arreglados se destinan a favorecer a la población vulnerable del país a través de diferentes ONG. Si por el contrario, los equipos están dañados, en la planta de procesamiento se llevará a cabo una segregación de residuos, separando las sustancias nocivas, nombradas anteriormente, del resto de componentes (plástico, hierro, aluminio, cobre o vidrio) para que las partes que sean reutilizables ingresen nuevamente al mercado y se empleen como material de exportación para generar así procesos de transformación o generación eléctrica.
“Desde 2012 hemos conseguido recoger más de 8.500 toneladas en materiales provenientes de computadores y esperamos continuar creciendo. Por esto a hoy tenemos más de 120 puntos de recolección permanente repartidos por todo el territorio nacional que pueden consultar en nuestra web www.ecocomputo.com”.
¿Cómo contribuir con cuidado del medio ambiente?
- Separando los residuos tecnológicos de desechos ordinarios, para no combinarlos con restos de comida, materiales como papel, plástico, vidrio, metal o residuos peligrosos.
- Evitando separar los residuos tecnológicos en espacios públicos o bajo condiciones inseguras.
- No abandonando los residuos en vías públicas, tampoco enterrándolos ni entregándolos al camión de la basura.
- Reutilizando algunos materiales y convirtiéndolos en elementos que pueden ser usados en otras oportunidades.