Los rayos del sol se despiden de la tarde, para algunos con caricias, para otros con palmadas más fuertes. Entre tanto, Rionegro camina, trabaja, medita, conversa y hasta duerme. En algunas calles, pareciera que la vida pasa dando tumbos. En otras, en cambio, pasa por un ladito, sin hacer mucho ruido.
Así se ve una tarde en las calles de Rionegro: