Avanza la investigación por la muerte del sacerdote Javier Eduardo González, de 39 años, quien el pasado sábado fue encontrado sin signos vitales en un bar del barrio Laureles de Medellín.
Inicialmente este hombre no fue identificado y se creía que estaba desmayado en una de las mesas, pero los empleados del establecimiento evidenciaron que estaba muerto, por lo que llamaron a la Policía.
Según se conoció, el cura trabajaba como formador en el Seminario Misionero San José, en Robledo, y era oriundo del municipio de Planeta Rica, Córdoba.
Al parecer, se había dirigido al bar ubicado en la calle 70 para ver el partido de la Selección Colombia Sub-20. Allí llegó con otro sujeto y ambos se ubicaron en una de las mesas del fondo del local, donde departieron durante unas horas.
La Policía Metropolitana de Medellín está buscando al hombre que ingresó al establecimiento en compañía del sacerdote, pues se presume que le habría robado sus pertenencias.
Precisamente, personas cercanas al religioso le contaron a El Colombiano que “entre las pertenencias que le quitaron están su teléfono celular, su billetera con sus documentos y tarjetas y una chaqueta”.
Aunque se sospecha que le suministraron escopolamina, Medicina Legal, que adelanta las investigaciones de rigor, no ha establecido si efectivamente lo drogaron con esta sustancia.
