Un año después del inicio de la pandemia de coronavirus el mundo es optimista, pues con la llegada de las vacunas la esperanza por ser como antes es latente y los distintos sectores del país lo confirman. Muchos fueron los aspectos afectados: los servicios de salud colapsados, el turismo detenido, las fronteras cerradas, el hambre y la necesidad de los más pobres se evidenció con hechos, aumentó el desempleo, el mundo entró en pánico y la realidad de muchos cambió de manera radical.
La economía fue uno de los sectores que también se vio en cuidados intensivos, una alerta roja que, un año después de entrar en cuarentena, sigue siendo visible, pero con reservas. Según datos de la Cámara de Comercio de Medellín, pese a que en 2019 “el Producto Interno Bruto (PIB) de Antioquia ascendió a $ 153 billones, en 2020 este valor podría caer hasta los $ 145 billones”.
El Oriente Antioqueño es una región conformada por 23 municipios, con diferentes características y bondades que la catalogan como una de las más prosperas del departamento, y hay quienes se atreven a asegurar que también del país. Hasta 2019 “La subregión Oriente se constituyó en la segunda economía más importante del departamento, con una participación en la producción departamental del 9,6%, después del Valle de Aburrá, con el 66,20%”, indicó la Cámara de Comercio de Medellín en su informe de estudios económicos presentado en 2020.
La estructura económica del Oriente es muy diversa: incluye actividades agropecuarias, industriales, mineras, comerciales, recreativas y de turismo, y servicios como el transporte y las telecomunicaciones, servicios financieros y bancarios y otras actividades que complementan el comercio; no obstante, todas se vieron en crisis debido a las medidas tomadas por el Gobierno Nacional para hacer frente a la contención del COVID-19.
Sin duda, tanto la región como el resto del país se vieron obligados a enfrentar un fenómeno que nadie veía venir. Camila Escobar, directora de la Corporación Empresarial del Oriente, asegura que sectores como el turismo se vieron fuertemente golpeados y, recientemente, ven como los municipios con esta vocación retoman apenas con lentitud sus tareas, para regresar a una normalidad, “estamos viendo por fin una pequeña reactivación, pero ha sido uno de los sectores más aporreados desde que vivimos el cierre total”.
El turismo, primer alfil caído
En efecto, el turismo y todo lo que deriva de esta práctica, como la comercialización de comidas, bebidas, servicios de hospedaje, la venta de artesanías y experiencias, vieron cómo sus patrimonios se venían al piso. Guatapé, por ejemplo, una localidad que recibe a diario cientos de turistas nacionales e internacionales, vio que cerrar sus puertas significaba un apagón en lo que por años fue la base de su sustento.
Leidy Gallego Porras, propietaria de un restaurante que ofrece asados al carbón y hamburguesas artesanales, ubicado en el municipio de Guatapé, relata cómo vivió en carne propia la crisis generada por el cierre de las puertas de su local: “el año pasado fue muy duro, nos vimos muy afectados económicamente y laboralmente, no solo nosotros como dueños sino también los empleados, hubo mucho recorte de personal”. Además, añadió que “debido a la pandemia el establecimiento tuvo que migrar a los domicilios, uno tiene que evolucionar, me quedó que aún trabajo en ese tema y por eso creo que me pude sostener”.
Según el alcalde de la localidad, Juan Sebastián Pérez, el municipio depende del sector turismo en cerca del 92%, “nuestro municipio no tiene otras economías diferentes, el porcentaje restante corresponde al empleo que generan entidades público-privadas. Durante el primer fin de semana de cierre tuvimos más de 4 mil empleos perdidos”, dijo.
Jaque al empleo y la estabilidad de las empresas
Y es que la pérdida de empleos no solo se evidenció en Guatapé, la región registró cifras alarmantes sobre este tema. Según datos de la Cámara de Comercio del Oriente, a mediados de 2020 el desempleo en el Oriente Antioqueño llegó a ser de un 43%, sin embargo, y gracias al proceso de reinicio de labores en los diferentes sectores, esta cifra ha ido mejorando con el paso de los días, ya que en la última medición que realizó la entidad, en diciembre del año anterior, se contempla una reducción hasta el 22%.
A estas condiciones se suma la cancelación de las empresas existentes, pues según información entregada por la CCOA, “la variación total de la cancelación de empresas fue de -11,8%, es decir, en el 2020 se cancelaron menos empresas que en el 2019. En total fueron 344 empresas menos que se cancelaron entre el 2020 comparados con el 2019”. Según esta última estadística, las actividades más afectadas fueron las de servicios, con un incremento de 24,5% en las cancelaciones; y las actividades artísticas, de entretenimiento y recreación, con un incremento de 7,3%.
“La principal razón que propició la cancelación de matrículas mercantiles es la disminución de las ventas, muchas de las empresas que tenemos en el Oriente Antioqueño dependen de la presencialidad, es un reto importante que tenemos en la región porque se deben aumentar los canales de venta. Eso implica que cuando se presentan las medidas restrictivas, las ventas se caigan de manera automática”, indicó Duván Correa, profesional de competitividad de la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño.
¿Cómo está la partida en la actualidad?
Un año después del inicio de la pandemia, las proyecciones de las diferentes entidades son positivas e incluso mejores respecto a las que tenían pensadas, pues los indicadores apuntan a que el desarrollo de la economía se dará bajo lineamientos que permiten volver a las buenas cifras que se evidenciaban en años pasados, así se demuestra con la creación de 7.675 nuevas empresas, que si bien aún son micro, poseen buenas proyecciones hacia el crecimiento de las mismas y la generación de empleabilidad para el territorio.
En el Carmen de Viboral, por ejemplo, son optimistas ante el nuevo panorama, durante los meses de septiembre y octubre de 2020 se logró iniciar con un proceso de reactivación efectivo; a través de la agencia pública de empleo se logró mejorar la tasa de desempleo gracias a la generación de más de 1.200 nuevos trabajos, pasando de un 40% a un 18% de ciudadanos sin sustento por falta de ofertas laborales. “Logramos reactivar emprendedores con un aporte de entre 100 y 110 millones de pesos para cada empresario. Con esto no solo generamos empresas sino también empleos”, expresó John Fredy Quintero, alcalde del municipio.
La persistencia de los pequeños, medianos y grandes empresarios es determinante en la labor titánica de la recuperación. Ana Raquel Duque es vendedora de artesanías en la zona de embalses, a pesar de la situación se mantuvo en su negocio y hoy ha mejorado su condición: “empezar nuevamente no es fácil, pero las cosas han ido avanzando bien. No podemos decir que es lo ideal, pero sí se está viendo económicamente bien el pueblo”, expresó.
Actualmente, para la puesta en marcha de una economía que redunde en crecimiento y avance para la región, es determinante que se continúe con la implementación de buenas prácticas de bioseguridad y el seguimiento efectivo del Plan Nacional de Vacunación. Si bien el país es susceptible a afrontar un nuevo pico en la pandemia, este hecho es clave para continuar en el avance o, por el contrario, tener un rezago en las buenas estadísticas que hoy se presentan.
“No quisiéramos enfrentarnos a un nuevo ciclo, todo lo que hagamos tiene que ser con muchísimo cuidado. Sabemos que tenemos que seguir apoyando a las micros y pequeñas empresas, que fueron las más afectadas, hay que trabajar en encadenamientos productivos para mejorar la calidad de vida de la población”, añadió la directora de la CEO.
Finalmente, la Cámara de Comercio asegura que si la tendencia del proceso de vacunación continúa con buen ritmo y se siguen realizando los protocolos mientras se controla totalmente el virus, la dinámica empresarial en el 2021 será positiva, aportando al desarrollo económico, empresarial y laboral.
Si bien el rumbo de la crisis es incierto, aunque a su vez esperanzador, empresarios y agremiaciones ven como gracias al trabajo continuo y mancomunado la situación mejora. Hoy, un año después de que iniciara la pandemia, el Oriente, como en otras ocasiones, demuestra el empuje y resiliencia que lo caracteriza.