MiOriente > MiOriente > En Guarne hay Cachaco y Feria

En Guarne hay Cachaco y Feria

  • cachaquita_guarne

    En la Feria Agropecuaria de Guarne hay una casita, una finquita campesina. La Cachaquita, su nombre. Tiene vacas, gallinetas, gallinas, un ranchito impostado con fotos familiares, una arepa tiesa en un fogón y una cuerda que prohíbe el ingreso.

  • La Cachaquita es, ante todo, un rancho humilde. Luis Eduardo Ochoa “Cachaquito”, el alcalde de Guarne, ha explotado por años su figura campesina: sombrero, poncho, botas pantaneras. En las fotografías lo ensalzan como uno más de los trabajadores en las vías, rodeado de volquetas, de cascajo.

    Intenté imaginar -sin mucho éxito- La Cachaquita en los 129.881 metros cuadrados de tierra que compró en las veredas San José y La Hondita con su esposa “la primera dama”, el contratista Hernán Ruiz “Rambo” y el abogado Hernán Alonso Salazar.

    “El alcalde de Guarne, Luis Eduardo Ochoa Londoño, su esposa, su abogado asesor y el que es considerado como el mayor contratista del municipio, compraron por 244 millones de pesos 129.881 metros cuadrados de tierra en dos veredas de ese municipio del Oriente antioqueño. Gracias a unos 4.700 millones de pesos de recursos nacionales y municipales destinados por el mandatario a rieles, pavimentos e iluminación de vías, que también valorizan esos predios, el precio de ese globo de tierra puede superar hoy los 12.000 millones de pesos”. Eso escribió El Colombiano en su edición del domingo 16 de agosto. Y me indigné. (Ver Alcalde de municipio de Antioquia valorizó tierra)

    Me indigné porque La Cachaquita, el recuerdo de sus abuelos en la vereda San José, es un rancho humilde, con sus animalitos corriendo. ¡Qué culpa tienen que sea un terrenito grandecito! Ahora critican al alcalde por haber pavimentado, enrielado e iluminado con recursos públicos las vías que van hacia su tierrita y que ensalzan el tesón de los viejos. Se indigna la gente cuando las obras benefician a los pobres, a los más humildes. Pero no entienden, como dijo, que allá “todavía están mis recuerdos y sentimientos”.

    Habló desde el corazón. Que su tierrita haya sido fotografiada no pudo conmoverlo más. Honrando la memoria de sus abuelos madrugó el domingo con sus amigos a comprar todas las ediciones de El Colombiano. En poco tiempo terminaron. A los demás nos tocó verlo por internet, no hubo otra manera, porque en estos casos Cachaquito tiende a ser egoísta.

    La página doble del periódico la mandó a enmarcar para colgar en las paredes de La Cachaquita. La olla a presión que tenía en su casa la regaló porque se le estalló con los fríjoles adentro.

    Lo que pasa es que el alcalde es de pensar lento, lento. Compró el periódico muy contento pero luego, después de unas horas cuando empezaron a llamarlo, se dio cuenta que el periodista que escribió la historia tenía malas intenciones, que lo señalaba de corrupto y que ridiculizaba La Cachaquita, la de sus abuelas, la de su Feria.

    Ahora dicen que quiere quemar los paquetes de periódico, pero tiene miedo que se entere Cornare de que anda haciendo quemas en zonas urbanas. Y no sabe qué hacer.

    Él piensa lento aunque diga que avanza con paso firme. Tan firme va que el pantano le llega a las rodillas, pero ahí tiene La Cachaquita para que se esconda estas semanas.

    Adenda: Ojalá el alcalde le regale una edición impresa a la Procuraduría Provincial en Rionegro. Pasa que las investigaciones a funcionarios públicos o exalcaldes de Guarne llega hasta allá y mueren como el agua estancada: o la seca el sol o se la traga la tierra.

    * Juan Camilo Gallego Castro (@jcamilogallego) es autor del libro Con el miedo esculpido en la piel. Crónicas de la violencia en el corregimiento La Danta, proyecto ganador en crónica de la Primera Convocatoria de Estímulo al Talento Creativo-Antioquia 2012. También es periodista, especialista en derechos humanos y derecho internacional humanitario de la Universidad de Antioquia y estudiante de la maestría en Ciencia Política del mismo centro univ

    Compartir:

  • Relacionadas