MiOriente > MiOriente > AthaKa’i, la Energía del Ahora en Concepción, Antioquia

AthaKa’i, la Energía del Ahora en Concepción, Antioquia

  • Cuando tengo un sueño o alguna idea, trato de llevarla a la realidad. Pero en el transcurso de mi vida y en la madurez de las experiencias vividas aprendí, que nada se mueve sin la voluntad del Padre. Esa certeza por mis vivencias personales me ha enseñado que , ahora todo lo que planeo o me propongo, lo pongo en Sus Manos y dejo que El guíe la nave que me dispongo a navegar. Si este es el camino, la nave alzará sus velas y el viento soplará en la dirección correcta para que el navío llegue a su destino final. Y la paz me inunda, ya el universo se confabula a mi favor y los sueños se convierten en realidades que sobrepasan todas las expectativas.

    El encuentro con Luca fue muy especial como lo son todas las sorpresas, o más bien detalles de amor que mi Dios nos prepara. Llegamos a AthaKa’i después de una carretera bastante curva de 1 hora y media desde Rionegro. Después me entere, que desde Guatapé se puede llegar por otra vía mucho más corta, pero sin pavimentar. Llegamos sin ningún inconveniente, de acuerdo con las claras indicaciones que nuestro anfitrión me iba dando en el camino. Llegamos a nuestro destino bajo un torrencial aguacero, nos recibió Yolanda, una mujer jovial, divertida, alegre y gran cocinera. Bajo dos paraguas gigantes pudimos llegar a la cabaña que había reservado unas semanas antes la “Guayaba”. Dejamos las maletas y subimos al comedor para cenar. El ambiente a pesar de la lluvia que ya amainaba era alegre y acogedor. Yolanda nos daba una calurosa bienvenida y nos recitaba desde la cocina los diferentes platos de la cocina italiana que estaba preparando para nosotros dos. Únicos huéspedes esa noche de jueves.

  • Subimos al comedor y entre arepas paisas y huevitos fritos conocimos mejor a Yolanda y a Don Ricardo. El Todero de AthaKa’i, como después nos contaría Luca, este ser de luz había con sus propias manos construido este hermoso lugar en la tierra. Don Ricardo me llevo a hacer el tour a la cabaña del árbol. Apenas entre a esta cabaña de tres pisos quedé enamorada, no solo de su belleza natural, la disposición de cada detalle, sino también de la energía que emanaba. Pienso que se debe primero al amor que estos dos seres de luz pusieron en ella, sino también a la cercanía al rio y el abrazo del gran árbol que la atraviesa. Arriba, desde el mirador pude contemplar la magnificencia de la montaña y abajo el sonido arrullador del rio. “Aquí me quiero quedar”. 

    “Don Ricardo que tengo que hacer para cambiarnos de cabaña?” 

    Quiero darle una sorpresa a Giova. Yo maquinaba planes mientras él trabajaba en el comedor en su computador con la gata que no se le despegaba.

    “Dígale a Don Luca, el viene esta tarde. Pero si la casa esta desocupada, es toda suya”. 

    Mientras yo me comunicaba con Luca, ya Ricardo estaba disponiendo con Adriana, otra de las mujeres que ayudaban en la casa. Luca respondió de inmediato: “Dame 10 min y te confirmo, tengo una pareja que la reservo, pero se les presento un inconveniente y no van a poder llegar este fin de semana. Yo miré al cielo, ya sabía la respuesta. A los 10 min Luca me confirma: La casa del árbol es tuya para el fin de semana. Yeiii… Lo que es para uno se lo guardan. ¿Cierto?”

    Antes que Luca me respondiera, ya Ricardo había llamado a Adriana y estaban los dos terminando de alistar la cabaña y dándole el ultimo toque para nosotros, esta pareja “costeña”, seres amables y adorados. “Seres de luz” como nos diría Luca después de conocernos y fraternizar. Pétalos rojos en forma de corazón sobre la cama… Que más se le puede pedir a la vida.? Gracias Padre, por tanto.

    La sorpresa estaba lista…Llevaría a Giova a cumplir un sueño, lo llevaría a pasar un fin de semana en La Concha, ese sería mi regalo de cumpleaños. Buscando en las páginas de viaje del pueblo, no encontré nada que me gustara. Los hostales eran muy básicos, no se veían muy cómodos. Entre en Instagram y descubrí un lugar que me llamo la atención. Ecofinca Atha Kai. Los videos y los paisajes se veían espectaculares. El propietario un italiano, que cocinaba un risotto que se veía buenísimo. Ese era el sitio a donde llevaría a Giova. Si el dueño era italiano, sabía hacer risotto, habría buen vino y buena comida. Con eso ya estaba tranquila. Reserve y nos contactamos por WhatsApp. La página que tenía en YouTube sobre Concepción me gustó mucho. Era la mejor de todos las que había visto, se notaba el amor que le tenía a este pueblito paisa. Siendo el extranjero, lo miraba con ojos de un paisano, nativo, enamorado de su tierra. Eso me cautivó. Como mencioné al principio, desde que camino de la mano del Padre, el universo se mueve a favor. Me sentía muy feliz y emocionada por esta sorpresa que le tenía a mi Esposito. No todos los días se cumple 57 primaveras.

    La casa del árbol estaba lista para acogernos esas dos noches que estaríamos en ese lugar mágico. AthaKa’i o Energía ahora. Llena de esa energía y emocionada por la sorpresa fui a recoger a Giova al comedor y lo llevé a “conocer” la casa del árbol. Cuando entramos, se las pilló de inmediato, todas sus cosas estaban organizadas en nuestro nuevo hogar. Fue un fin de semana maravilloso, llenos de experiencias que nos conectaron, no solo a los dos como pareja, si no también hubo una conexión con el lugar, la naturaleza, el pueblito, y en especial con Luca y su equipo de trabajo.

    En cada vivencia en esa Ecofinca, vela un potencial, tenía una energía que me llenaba de alegría, sentía un gozo y al mismo tiempo me sentía serena, estaba en paz conmigo misma, con la naturaleza y con el mundo. Y ese era el potencial que veía en este lugar mágico.

    Cuantas personas en este tiempo y de todas las edades están buscando espacios para encontrarse, para conectarse con su esencia, con la naturaleza, ¿con Dios? Ahí estaba yo experimentando esas vivencias. 

    María Isabel Lara Diaz,

    Creyente, amiga, madre, esposa, ser de luz

    Compartir:

  • Relacionadas