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Julián, estamos contigo

  • Sucede que quienes amenazan son enmascarados que nos enseñan a punta de fuerza que el ejercicio periodístico es como la práctica de un deporte extremo sin medidas de seguridad.

    Julián Ramírez -22 años, sonsoneño- se percató de ello, absorto, luego del 20 de diciembre de 2013 cuando informó que la administración municipal de Argelia quería silenciar el inconformismo de la comunidad regalándole cerdos para la celebración de la navidad (Leer: Con cerdos querían callar inconformidades). Desde aquella fecha la advertencia la recibió su padre: “Dígale a su hijo que deje de sacar cosas de Argelia o se va a hacer matar”.

  • En los últimos seis meses el mensaje no cesó. Julián, preocupado, denunció su situación. Ahora, como medidas de prevención, no visita Argelia ni publica información relacionada con este municipio (Ver denuncia).

    Las palabras feroces parecen escribir un epitafio, se camuflan detrás de una máscara y utilizan la fuerza cuando la razón no alcanza. Dice Robert Dahl que las democracias a gran escala requieren, además de cargos públicos electos, elecciones libres, libertad de expresión, autonomía de las asociaciones, una ciudadanía inclusiva y fuentes alternativas de información. Sobre todo el periodismo libre, el que nos convoca, debe ser respetado, pues en la transparencia del poder se funda la democracia moderna. Publicar los actos de gobierno, dice Norberto Bobbio, no solo es importante porque el ciudadano conoce la información, sino porque a través de esta ejerce control político y distingue entre lo lícito e ilícito.

    Julián es periodista de varios medios de comunicación de la región –Inforiente, Con Marca Propia, Periódico El Oriente- y con su labor nos enteramos de lo que sucede en la zona páramo. El silencio que le quieren imponer nos oprime. No le falta razón en decir que es un acto de cobardía que se debe rechazar, que “entorpece enormemente al momento de  informar sobre la realidad que se vive en las comunidades”.

    No solo callan a Julián. Las amenazas contra su vida deben comprometernos a todos, a defender su labor, su pasión, el oficio que nos enamora y con el que construimos región. Su caso ya está en manos de la Unidad Nacional de Protección y de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), gracias a la solidaridad y compromiso de colegas del Oriente preocupados por un silencio que imponen a quienes ejercemos el periodismo.

    Cuando nació los médicos dijeron que Julián no podría caminar. De inmediato su familia lo bautizó, advertida de que sólo uno de cada 100 niños sobrevivía a las enfermedades congénitas que afrontó desde pequeño. El 9 de mayo de 2012, siendo adulto, descubrió su vocación cuando escribió sobre las fallas geológicas que afectaban una institución educativa en Sonsón, y que luego publicó en un medio regional. Así se bautizó en el periodismo. 

    Durante dos años Julián ha aprendido del oficio y quiere formarse como profesional. Desde esta columna hacemos un llamado para que se proteja la vida de este joven que quiere continuar superando las dificultades que ha atravesado en su vida. Defendemos la libertad de prensa y la vocación de Julián porque en el Oriente no queremos que los conflictos se continúen tramitando por la fuerza del fusil sino por la convicción de la razón.

    Julián, estamos contigo.

    *Juan Camilo Gallego Castro (@jcamilogallego) es autor del libro Con el miedo esculpido en la piel. Crónicas de la violencia en el corregimiento La Danta, proyecto ganador en crónica de la Primera Convocatoria de Estímulo al Talento Creativo-Antioquia 2012. También es periodista, especialista en derechos humanos y derecho internacional humanitario de la Universidad de Antioquia y estudiante de la maestría en Ciencia Política del mismo centro universitario.

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