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El canario en su jaula

  • Oliverio Isaza fue Terror. O es. Cantaba con fusiles y órdenes. Era arisco y temeroso. O es. Ahorita es un canario en su jaula ansiando libertad. Una estrella musical de la cárcel La Picota, donde parece haber grabado cerca de 50 canciones.

    Es imponente: tatuaje en un brazo, melena ensortijada de león dominante, piel trigueña. Fuerte. Rugía y devoraba. En San Luis, Puerto Nare y varios municipios de Caldas, donde fue comandante de un frente de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, era Terror. (Ver: Así se financiaba el Frente Isaza Héroes del Prodigio)

  • Ahora es Oliver Isaza, el cantor arrepentido. Su temple no concuerda con la mirada pusilánime. En sus ojos una llama pobre y efímera como un fósforo. Su fuego es sereno y ni el viento lo enciende. Luceros perdidos en la nada, avergonzados.

    El hombre que ahora canta genera compasión. La mirada hacia el suelo es de un retraído e inseguro. El de antes un comandante paramilitar que ha confesado más de 260 crímenes.

    El artista pide perdón, dice ser consciente del daño que causó. Se define como un hombre nuevo y en los temas de sus canciones es recurrente el arrepentimiento.

    A Puerto Triunfo, mi bello municipio,/ yo le dedico estos versos con amor./ Para toda mi gente a los que tanto quiero,/ con toda mi alma yo les pido perdón./ También a nombre de mi padre querido y de este amigo y humilde servidor./ Quiero que sepan que estamos arrepentidos, por todo el daño causado a la región.

    Causaron daño. ¿En el arrepentimiento se incluye la confesión de todos los crímenes, la reparación de sus víctimas y la renuncia a la ilegalidad?

    Con la violencia no se logra nada,/ porque aniquila la sociedad./ Con mi familia yo quiero estar,/ una nueva vida quiero comenzar. (Ver Conocí el camino:

    En sus canciones dejó de ser Terror. O es.

    Oliver Isaza, el hijo de Ramón Isaza –quien no necesita presentación-, desde hace varios años graba su música en la cárcel La Picota, lugar en el que paga su pena por sometimiento a la Ley de Justicia y Paz. La locación es sencilla, casera, y la edición de los videos la hacen en programas básicos y con montajes absurdos, en los que pretenden mostrar al artista en un sitio distinto a la jaula desde la que canta. La que lo inspira.

    En 2014, posiblemente, saldrá de la cárcel, al igual que su padre y los demás exjefes paramilitares del bloque al cual pertenecieron. ¿Estará arrepentido? Difícil saberlo. A diferencia de Ramón Isaza, Oliver creció en un ambiente hostil en medio del conflicto armado y la elección por la ilegalidad estuvo influida por el contexto de su familia.(Ver: Terror en el conflicto armado)

    Ahora bien, ¿los mensajes de congoja de las canciones son una estrategia para limpiar su nombre cuando recobre la libertad? Posiblemente me equivoque. En ocasiones da la impresión de que los mensajes son pincelazos de un arrepentimiento superfluo, reforzado por la apariencia inofensiva del cantante.

    En la promoción de su vida artística es lógico que se omitan “algunos” detalles, como la condena que recae sobre él por delitos como desaparición forzada, desplazamiento forzado, hurto calificado y agravado y concierto para delinquir (Así lo promocionan en el país)

    El de ayer un hombre que generaba miedo, el de ahora alguien que intenta limpiar su hoja de vida con una carrera artística en la que busca borrar su pasado. ¿Dejó de ser Terror? O es.

     * Juan Camilo Gallego Castro (@jcamilogallego) es autor del libro Con el miedo esculpido en la piel. Crónicas de la violencia en el corregimiento La Danta, proyecto ganador en crónica de la Primera Convocatoria de Estímulo al Talento Creativo-Antioquia 2012. También es periodista, especialista en derechos humanos y derecho internacional humanitario de la Universidad de Antioquia y estudiante de la maestría en Ciencia Política del mismo centro universitario

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