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25 años de la hazaña criolla

  • Este sábado se cumplen cinco lustros desde la noche del 31 de mayo de 1989, cuando Atlético Nacional probó la gloria ganando la Copa Libertadores.

    Bogotá. Mayo 31 de 1989. Leonel Álvarez, en la puerta de la gloria, dice el narrador eufórico.

  • -¡Leonel Álvarez en la puerta de la gloria!

    Leonel Álvarez, con pierna derecha, cobra para Colombia, agrega Édgar Perea, el hombre que atraganta su garganta con un micrófono.

    -Leonel Álvarez, con pierna derecha, cobra para Colombia. Si lo mete, gana Colombia la Copa Libertadores.

    Hay un silencio ante la pantalla, un grito ahogado, una hazaña en proceso.

    “Tiró, tiró, tiró, gol, gol, gol, goooooooooooooolll…”

    -¡Colombia campeón de América!

    Y entonces el hombre de saco blanco y cabello ensortijado está estupefacto; el líder del criollismo ha triunfado. El estadio grita y al narrador se le desgarra la voz. A continuación el himno de Colombia: Oh gloria inmarcesible, oh júbilo inmortal…

    -¡Colombia, campeón continental! ¡Por primera vez en nuestra historia Colombia es campeón de América!

    ***

    Medellín. 1987. Francisco Maturana, odontólogo y exjugador de fútbol, es nuevo entrenador de Atlético Nacional. Los propietarios del equipo, Cristóbal Tobón y los hermanos Héctor y Víctor Raúl Taborda, desean regresar a los antepasados: retornar al criollismo como en los años cincuenta. A diferencia de cuatro décadas atrás quieren un equipo ganador y no el último de la tabla que caracterizó el de aquella época.

    ***

    Hernán Cadavid Gónima, hombre delgado de más de 70 años y cabello cano a los costados de su cabeza, sentado en su oficina en el centro de Medellín recuerda aquella época cuando fue presidente de Atlético Nacional entre 1984 y 1987, y entre 1994 y 1999.

    [A Maturana] lo trajimos porque estaba trabajando muy bien con las divisiones inferiores en el Caldas. Y él también había sido partidario, esporádicamente comentaba, de que muy bueno que Nacional fuera nacional. Por eso ensayamos Nacional y lo aprobamos en el comité ejecutivo.

    Francisco Maturana asumió los pasos que dejó Osvaldo Juan Zubeldía en el camino y emprendió una nueva historia. Su tono pausado y la cordura en las palabras funcionaron en el modelo que impulsó: formar un grupo de personas que hicieran lo correcto en cualquier instante de la vida. Fue un estilo humanista el que llegó a Nacional en 1987 para formar una familia.

    ‘Pacho’ inició su trabajo como entrenador de Cristal Caldas en 1986, únicamente con futbolistas colombianos. El proyecto del equipo de Manizales era más una acción circunstancial que una confianza o fe en el criollismo, por la precaria situación económica de ese club. Entre los jugadores que hubo en aquel elenco estaban ‘Chicho’ Pérez, Alexis García, Rubén Darío Hernández y Luis ‘Bendito’ Fajardo, deportistas que más tarde jugarían en Atlético Nacional.

    Después de que yo termino en Caldas me llaman de Nacional, creo que el mensaje fue bien recibido y ya el tema no era por necesidad sino por convicción, era armar un equipo netamente con jugadores colombianos quedáramos como quedáramos. Víctor [Raúl Taborda] y Cristobal [Tobón] fueron los que inicialmente me contactaron, y el doctor Ríos []… incluso cuando estábamos en la elaboración de la plantilla con Hugo Gallego, nos faltaban unos sectores importantes y ahí contamos con la colaboración del doctor Ochoa [Gabriel Ochoa Uribe] y nos prestó al ‘Chonto’ Herrera y a John Edison Castaño, y ahí solucionamos esa parte derecha y arrancamos un proceso en el cual nos identificamos todos, porque cuando nos juntamos y nos miramos para todos los lados, nos dimos cuenta de que había gente buena, porque cuando la gente es buena sale un buen resultado, un buen mensaje.

    Simplemente fue marcar la cancha, qué íbamos a hacer y comprometernos en cómo lograr la meta. Víctor Raúl y el doctor Ríos querían un equipo netamente colombiano y que el ideal era llegar al octogonal, y yo le dije que eso era muy poquito para nosotros, que nos comprometiéramos con otra cosa, con un cambio. Éramos conscientes, por lo menos yo, de que el futbolista colombiano tenía condiciones pero que le faltaba una estructura que lo hiciera ser protagonista. Y dependíamos de comprometernos con muchas cosas. Entonces el grupo fue haciendo las cosas que necesitábamos para salir adelante, entonces se habló de la amistad, del respeto, del compañero, del respeto por los técnicos, por el juego, los hinchas, la prensa, se habló de cambiar personalmente, porque antes en 1986, el futbolista era un desastre en lo personal, porque yo lo viví.

    En el calor del momento y durante todo el tiempo que estuvo con Nacional, antes de dedicarse a la Selección Colombia, Maturana estaba confiado en que sus jugadores se identificarían con el proyecto. Aplicó la famosa frase de que primero hay que ser personas antes que futbolistas. Y poco a poco se construyó y consolidó el club criollo, ideología con la que estuvo de acuerdo siempre. Sus jugadores entendieron que como personas debían buscar una buena mujer, que si iban a tomar un trago debía ser en el lugar y la hora adecuada, sin excesos.

    Nacional se popularizó porque fue un equipo que ganó. Los ambientes siempre son de pesimismos y descalificación. Lo que pasa es que la victoria es incontestable, cuando este grupo empezó a jugar bien la gente se fue adhiriendo. Primero nos hicimos fuertes como grupo, como amigos y fue bien recibido por la gente. Y la hinchada se fue plegando, porque era diferente, no nos decían cómo tenían y quienes tenían que jugar. La hinchada de Nacional nos ayudó a crecer con su acompañamiento, nunca con demanda, nunca tratando de interferir, nunca la gente nos silbaba cuando jugábamos hacia atrás, porque le enseñamos al público cómo quería jugar Nacional.

    Los proyectos los sustentan los resultados, nada es gratuito. Con ese Nacional en el 87 hicimos una fiesta y estábamos buscando el título con América; en el 88 también buscando título y en el 89 obtuvimos el título mayor del fútbol colombiano [la Copa Libertadores]. La victoria siempre es incontestable. Todos los años el equipo se iba acuñando. Luego yo me fui a Europa. Ese Nacional me llevó a Europa, ese equipo se convirtió en bases de selecciones Colombia. Hernán [Darío Gómez] llegó a Nacional y llegó hasta semifinales de la Libertadores.

    Luego no encontramos jugadores acá y buscaron en el exterior [y se acabó el criollismo]. Creo que en esa construcción nos faltó una base más fuerte. Cuando hubo susto, y no había de donde plegarse, entonces empezaron a traer a este y a otro, y cuando los resultados ya acosaban, entonces se rompió con algo.

    El criollismo fue el modelo deportivo más exitoso en la historia de Nacional. La victoria en la final de la Copa Libertadores ante Olimpia de Paraguay, desde el punto penal con una definición del centrocampista Leonel Álvarez la noche del 31 de mayo de 1989, desvió la mirada de un en país en el que exterminaban los miembros de la Unión Patriótica –UP-, de la guerra frontal del narcotráfico contra el Estado, de las guerrillas, del país de carencias, para plegarse a una noche de fútbol y fiesta.

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    Bogotá. Mayo 31 de 1989. Leonel Álvarez, en la puerta de la gloria, dice el narrador.

    -Leonel Álvarez en la puerta de la gloria.

    Leonel Álvarez, con pierna derecha, cobra para Colombia, agrega Édgar Perea, el hombre que atraganta su garganta con un micrófono.

    -Leonel Álvarez, con pierna derecha, cobra para Colombia. Si lo mete gana Colombia la Copa Libertadores.

    Hay un silencio ante la pantalla, un grito mudo, una hazaña en proceso.

    “Tiro, tiró, tiró, gol, gol, gol, goooooooooooooolll…”

    -¡Colombia campeón de América!

    Y entonces el hombre de saco blanco y cabello ensortijado está estupefacto, el criollismo ha triunfado. El estadio grita y al narrador se le desgarra la voz. A continuación el himno de Colombia: Oh gloria inmarcesible, oh júbilo inmortal…

    -¡Colombia, campeón continental! ¡Por primera vez en nuestra historia Colombia es campeón de América!

    *Juan Camilo Gallego Castro (@jcamilogallego) es autor del libro Con el miedo esculpido en la piel. Crónicas de la violencia en el corregimiento La Danta, proyecto ganador en crónica de la Primera Convocatoria de Estímulo al Talento Creativo-Antioquia 2012. También es periodista, especialista en derechos humanos y derecho internacional humanitario de la Universidad de Antioquia y estudiante de la maestría en Ciencia Política del mismo centro universitario.

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