Por: Juan F. Tobón Aristizábal.
La historia detrás del nombre del municipio que alberga la gigantesca piedra, y que recibe centenares de visitantes cada semana, se esconde tras un resguardo indígena. Este territorio, conocido como El Peñol, fue bautizado por un religioso español en 1714, quien llegó en búsqueda de limosna para los lugares santos, hasta el territorio que era conocido como El Zacatín, en el cual se quedó.
Según Bayron Urrea, director de la Casa de la Cultura de El Peñol, “Resguardo Indígena de San Antonio del Remolino del Peñol, fue el nombre con el que Fray Miguel de Castro y Rivadeneira bautizó la zona donde se asentaron los casi dos mil indígenas que habitaban el lugar”. A raíz de este suceso se registró el primer nombre, e inició el recorrido que esta tierra hizo hasta su reconocimiento como municipio en 1774.
Fue la Real Audiencia de la Nueva Granada, “quien otorgó la cédula que reconoció esa tierra como resguardo”, manifestó Urrea, y Juan Jerónimo de Enciso, gobernador de Antioquia, quien en 1774 determinó por medio de una ordenanza departamental, el levantamiento de El Peñol como municipio. Meses atrás se levantó la primera Parroquia en esas tierras.
Sin embargo, lo que primero fue El Zacatín, luego Resguardo Indígena de San Antonio del Remolino del Peñol y después municipio de El Peñol, conserva su nombre, pero no su ubicación; pues en 1978 el municipio fue inundado con la intención de dar paso a la hidroeléctrica Peñol-Guatapé. La cabecera municipal fue trasladada a un territorio más alto, y esto permitió desde hace casi 40 años, que las tierras que abrazan al municipio se convirtieran en un destino turístico que es obligatorio visitar en el Oriente Antioqueño.