[vc_row full_width="stretch_row" css=".vc_custom_1523468508639{background-position: 0 0 !important;background-repeat: repeat !important;}"][vc_column][vc_video link="https://www.youtube.com/watch?v=pFy6IHe2qpA" align="center"][vc_column_text] El camino de Santiago es una de las tres grandes peregrinaciones del mundo católico (Roma y Tierra Santa son las otras dos) que en la Edad Media debían realizar los buenos cristianos y que recuerda, desde entonces, al apóstol Santiago el Zebedeo o El Mayor, uno de los integrantes del primer grupo de seguidores de Jesucristo.
“El camino” es una larga y compleja red de senderos que iban desde el centro de Europa hasta la ciudad de Compostela, donde -se dice- están los restos del apóstol, en la autonomía de Galicia, al norte de España, y que, tras casi haberse perdido en el olvido de los siglos (las guerras europeas, las plagas, la pobreza fueron las causas de su desaparición), volvió a recobrar su importancia desde mediados de los años 80 del siglo XX.
Hoy es una ruta de casi 900 kilómetros (desde los Pirineos franceses hasta el puerto gallego conocido como Finisterre -el fin de la tierra en latín vulgar-) que convoca a miles de personas de todo el mundo, quienes se embarcan en un recorrido que varía entre 33 días o una semana y que combina la ruta religiosa, el sentido espiritual, una aventura deportiva -porque se hace a pie o en bicicleta- y uno de los mayores atractivos turísticos y gastronómicos del norte de España.
Al final, el peregrino, que repite “buen camino” entre esa inmensa congregación, recibe el diploma que lo acredita como un caminante de Santiago, y la satisfacción de haber participado en una de las aventuras personales y espirituales más impactantes de la humanidad.[/vc_column_text][vc_single_image image="29261" img_size="full" alignment="center"][/vc_column][/vc_row]