Entre los buscadores no había nadie que hubiera conocido en vida a quienes hallaron. Solo tenían nombres, algunas fotos y el ADN propio. Y un inagotable deseo de memoria que es el otro nombre de la justicia.
En el lugar de las fosas está el listado y a un lado del camino, en la dura cuesta de los Montes de Oca, un pequeño obelisco con placas que citan al poeta Miguel Hernández. Y una inscripción grande que dice: “No fue inútil su muerte; inútil fue su fusilamiento”.
¿Dónde levantaremos nuestros pequeños altares de justicia?
#ElCaminoDelFinDelMundo