“La principal causa del sufrimiento humano es el apego”, Buda.
Por estos días es común ver a las personas en familia salir al campo o buscar cualquier cerro para juntos elevar cometas, aprovechando las buenas corrientes de viento. Los niños enloquecidos tratan que sus birlochas tomen vuelo, y una vez en el aire puedan sostenerse, elevándose muy alto hasta traspasar el cielo.
Se me ocurre hacer una comparación entre el hermoso ejercicio de elevar cometas y la vida misma. En primer lugar, para que una cometa tome vuelo debe ser muy liviana, porque si es muy pesada será muy difícil de elevar. En la existencia, como lo plantea Anthony de Mello: “debemos pasar por el mundo, ligeros de equipaje”. Quizás en ocasiones nos hemos enseñado a depender de las cosas poniendo la confianza en el tener y no en el ser.
Es común encontrar personas que se aferran demasiado a todo lo que tienen, y así, ocupan su mente y su corazón quedando impedidos para abrirse a los otros y vivir de un modo descomplicado. Pero el problema no está en poseer, sino en ser poseído por lo que se tiene; dándose relaciones de dependencia que hacen mal y afectan el bienestar de las personas.
En el contexto actual, hay planteamientos como el de Dénis de Moraes en el texto Sociedad Mediatizada, quién afirma que los aparatos electrónicos están generando ciertas afectaciones en la mente y en la conducta de las personas. Por ejemplo, en ocasiones se puede ver a alguien que maneja un vehículo actuando como poseído por la máquina, comportándose de una forma inesperada y hasta agresiva.
En segundo lugar, la pita juega un papel fundamental, porque si al tomar vuelo la cometa no se sabe soltarle cuerda, esta se va al piso. Y tú, ¿qué debes soltar para que tu vida tome alas? ¿Para alcanzar tus metas y ser feliz? Se debe soltar ese hijo que ya creció y debe partir para escribir su propia historia, se debe soltar ese amor que se fue y no volverá, se debe soltar aquel ser querido que partió hacia lo eterno y quiere que tu sigas viviendo, se debe soltar aquellas cosas que te esclavizan y te hacen perder la paz.
Por último, hay que saber jugar con los vientos, que al igual que los tiempos en nuestra vida pueden ser impredecibles e inesperados. Hay etapas en nuestra vida donde todo sale bien y es fácil levantarse y lograr muchas cosas, pero hay otros momentos en que las cosas no salen bien y todo parece irse a pique; es allí donde se debe tener paciencia, respirar profundo y perseverar hasta que todo vuelva a ponerse en orden, porque nunca es tarde para comenzar de nuevo.
La invitación es a que te detengas un momento y pienses qué te está impidiendo volar; porque es fácil buscar justificaciones y culpables fuera, cuando el peso y la carga que lo impiden están ahí adentro.
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