Resaca electoral, territorio y pos acuerdo (Pos conflicto)

¡Por fin ya sabemos!- para bien y para mal-  quiénes van a gobernar los destinos del departamento y de los municipios de la región; por fin ya podemos construir desarrollo humano. Ya nos podemos dedicar a hablar de los temas realmente importantes: el ordenamiento del territorio, la movilidad, el manejo de los recursos naturales, la disminución de la pobreza, la generación de empleo, el aumento de la calidad de la educación, el desarrollo rural, la vivienda,  la seguridad, en fin ya podemos hablar del buen en vivir del territorio y de los caminos para la construcción de la paz y la implementación del pos acuerdo de la Habana. Mientras pasa la resaca  electoral que deja una campaña electoral caracterizada - en algunos casos - por prácticas como panfletos, amenazas, intimidaciones y calumnias entre contendores políticos en cada pueblo.

Hoy podemos salir a las calles con la certeza de que no las encontraremos inundadas con pendones de hombres y mujeres mirando al horizonte, sabremos que los sobresaltos electorales ya pasaron y solo queda la resaca democrática que deja caras felices en los ganadores y caras tristes y hasta depresiones en los perdedores.

Hoy, con los nuevos mandatarios, ya podemos hablar de los debates regionales y locales  necesarios para impulsar el desarrollo humano de los municipios del Oriente. Por ejemplo, ya podemos hablar de la necesidad de adelantar un acuerdo regional en el tema de ordenamiento territorial, profundizar un necesario debate sobre la figura de Provincia o de Área Metropolitana, incluso pensar que estas pueden coexistir en el territorio, podemos hablar por ejemplo de la necesidad de pensar el tema de residuos sólidos de los municipios del altiplano del Oriente de Antioquia desde una perspectiva regional, o hablar de cómo reducir  el porcentaje de personas con  necesidades básicas insatisfechas – NBI  de los habitantes de la región, que hoy se ubica en el 20%  de personas pobres  y un 4% de personas en situación de miseria –  este es uno de los datos más bajos de las nueve subregiones de Antioquia, sin embargo al interior de la región persisten  cifras de impensables en el siglo XXI como el 38 % de personas con NBI  en el municipio de Argelia y del 49 % en San Francisco, por poner solo algunos ejemplos[1]-; mejor dicho nos llegó la hora de hablar de desarrollo y paz en serio.

Hoy ya podemos hablar de la necesidad de implementar estrategias de seguridad humana para contrarrestar fenómenos como el creciente micro tráfico y la delincuencia común, en los municipios de la región y que requieren una estrategia integral de intervención en articulación con la fuerza pública y la fiscalía, acompañados de acciones sociales integrales de prevención de factores de violencia por medio de la educación, tenemos la oportunidad de aprender – por fin -  a contrarrestar la violencia en sus causas y ya no en sus consecuencias.

Ya sabemos que los alcaldes, concejales, ediles, diputados y el gobernador que elegimos, conformaran la dirigencia encargada de la construcción de la  llamada  paz territorial, son los líderes del pos acuerdo, o mejor, del posconflicto – esa palabra que nos da tanto miedo- son  los encargados, estén o no estén de acuerdo con el tema de paz, de ejecutar los recursos del presupuesto nacional y de la cooperación internacional para la implementación de los acuerdos de la Habana.

 A los dirigentes se les acabó el tiempo  de las promesas,  les llegó la hora de las acciones, de las propuestas rigurosas, con indicadores sociales y económicos de avance, llegó la hora de promover el desarrollo local y regional. Y a nosotros los ciudadanos, nos llegó la hora de participar, de hacer veeduría y acompañar la construcción de los planes de desarrollo que regirán los destinos de cada municipio durante los próximos cuatro años. Se acabó la fiebre electoral, estamos en resaca democrática, sigue la construcción del desarrollo para la paz, no se puede perder tiempo.