La epidemia es una enfermedad que se propaga durante un periodo de tiempo en alguna zona geográfica determinada, y que afecta simultáneamente a una gran cantidad de personas superior a la esperada.
Es importante señalar que los gobiernos de los diferentes países temen dar la señal de alerta ante estas catástrofes por temor a alarmar a la población, razón por la que la medida ayuda a que estas situaciones se vuelvan más riesgosas, puesto que la gente por hallarse desinformada no actúa en forma preventiva.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren en el mundo más de cuatro millones de personas por culpa de la obesidad y el sobrepeso.
Muestran las estadísticas que una tercera parte de la población mundial, o sea, más de 2.200 millones de personas, sufre de sobrepeso, donde 600 millones de adultos pasan al rango de obesidad, y más de 120 millones de niños también la padecen.
Según datos de la Encuesta Nacional Nutricional para Colombia (ENSIN), en el año 2015 el 27 % de la población adulta tuvo sobrepeso y el 19 % ya padecía obesidad, esto demuestra que el 46 % de los colombianos ya está dentro del rango de la epidemia.
Lo preocupante de estas estadísticas es que los problemas se incrementan 10 puntos porcentuales cada 5 años, lo que pone al país en una situación crítica en términos de salud pública. Si los índices siguen creciendo, antes de 15 años el país estará en los mismos niveles donde se encuentran México y Estados Unidos que poseen los más altos del continente.
Es hora de que los líderes regionales entiendan la gravedad del problema y promuevan acciones que comprometan a todos los actores de la sociedad. Este panorama tan negativo exige con urgencia unas políticas serias con metas a corto, mediano y largo plazo para cambiar esta peligrosa tendencia.
Por otro lado, vemos también con agrado como hay algunos alcaldes muy comprometidos con sus comunidades, liderando desde los institutos de deportes más participación de la comunidad en eventos de promoción de la salud como son los eventos masivos (medias maratones, carreras para la mujer, ciclo paseos, aeróbicos, etc.), gimnasios al aire libre, y actividades para los adultos mayores.
Existen instructores que tratan de mostrar resultados a través de la actividad física pero todavía necesitamos ampliar la cobertura, y llegar a más personas con educación en buenos hábitos saludables.
Esta será la única manera de empezar a bajar los mortales índices de la epidemia que nos agobia a nivel mundial.
Invitamos a nuestros lectores a empezar una rutina de ejercicios de mínimo cinco días a la semana para mejorar nuestra calidad de vida, y no ser parte de estas estadísticas mortales.
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