Las hortensias o Hydrangeas, como se les conoce en el mercado internacional, se han convertido en uno de los cultivos más importantes para la floricultura de nuestra región. Esta flor comprende un área cultivada y registrada ante el ICA de 1.500 hectáreas frente a 790 de Pompón, según datos entregados en noviembre de 2017 por el Instituto Colombiano Agropecuario.
Según la institución, la cifra entregada sobre los cultivos de hortensias en la zona podría ser mayor, debido a que no todos los productores registran sus predios ante la entidad.
Normalmente el canal de exportación de esta variedad se da a través de empresas comercializadoras ubicadas en diferentes lugares del Oriente Antioqueño, las cuales también han venido incrementando de acuerdo a las cifras del ICA.
Actualmente en Antioquia se exporta alrededor del 30% de las flores del país, siendo Estados Unidos el mercado principal con un 78% del total de las exportaciones.
Con el incremento de la oferta exportable de esta variedad y el aumento de las entradas al mercado estadounidense, el departamento de agricultura ha encendido sus alarmas ya que, con el incremento de las exportaciones, se incrementa también el número de interceptaciones por detección de plagas, situación que pone en la mira a la floricultura colombiana.
Mayor rigurosidad por parte del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) en cuanto a la revisión de flor proveniente de Colombia es una de las medidas llevadas a cabo, con el fin de minimizar el riesgo de ingreso de plagas a su país.
Por su parte, en un esfuerzo conjunto con su homólogo, el ICA ha intensificado la revisión de la flor que sale de nuestro país con destino a Estados Unidos.
Otros efectos en la región por el auge de este tipo de flor
El Secretario de Agricultura y Medio Ambiente de uno de los municipios de la región, expresaba con preocupación cómo el auge de nuevos cultivos han implicado un uso indiscriminado de agroquímicos, lo que genera una necesidad de educar al productor sobre los riesgos que esta práctica trae a la salud humana, la fauna y las fuentes hídricas cercanas que son usadas como insumo para la actividad productora.
Irremediablemente la calidad de vida de los pequeños productores se ve afectada por el fenómeno anteriormente mencionado, por lo que se ven en la obligación de abandonar la producción de estas variedades, tal y como ha venido sucediendo desde hace algún tiempo, lo cual pone en jaque la estabilidad económica de sus hogares y generando el desplazamiento de las familias hacia los cascos urbanos en búsqueda de empleo.