Algunas personas dicen que Colombia es el país del Sagrado Corazón y no justamente por lo católicos que somos, sino más bien porque a diario se ven cosas que solo la fe nos puede hacer entender.
Y es así, como durante décadas muchos elefantes blancos se han construido y que hoy son un monumento al olvido y a la falta de planificación, sin embargo, apuestas de los gobernantes, bajo criterios de sostenibilidad y desarrollo territorial, pueden ser la clave a tantas interrogantes que hoy nos hacemos y que no tienen respuesta en un futuro cercano.
Invertir en infraestructura productiva, y con este término me refiero a los medios o instalaciones que se consideran básicos para el desarrollo de un proceso social o productivo, que al llevarse a cabo a todo nivel no solo genera desarrollo económico y social, sino que también son la clave para que los territorios y sus habitantes piensen en transformar su calidad de vida y sus expectativas a futuro.
Algunos datos reflejan el atraso en cuanto a competitividad se refiere por la falta de infraestructura productiva, para citar solo un ejemplo: China está quince veces más lejos de Cartagena de lo que esta Bogotá de esta misma cuidad, pero sale más económico llevar cualquier producto de Cartagena a China que de Bogotá a la ciudad amurallada, algo paradójico pero cierto, o ¿cómo se explica uno que un transportador deba esperar tres horas para descargar su producto en puerto?
No podemos decir que en Colombia no se han hecho grandes esfuerzos, pues es recurrente escuchar en los medios que se está construyendo el Túnel de la Línea, la Ruta del Sol, el Túnel de Oriente, la doble calzada de la autopista Medellín-Bogotá, el metro de Bogotá, entre muchos otros, y aun así, todos estos proyectos tienen algo en común, no están terminados o incluso no están ni en proceso de contratación.
Pero esta realidad que no es muy alentadora, contrasta con situaciones como las que vemos en otras regiones del país donde hay colegios y no hay estudiantes, o grandes proyectos de infraestructura donde los únicos habitantes son las plantas y animales que han encontrado en estos espacios, un sitio para vivir libre y naturalmente, o lo que es peor y presenta un panorama más desalentador y que tal vez todos los colombianos hemos vivido en algún momento de la vida: se inauguran obras sin que estén culminadas en su totalidad, donde se pone muy de moda el poner la primera piedra y acto seguido instalar una placa con el nombre del gobernante de turno.
Esto me trae a la mente una frase que alguna vez leí: “los tiranos se perpetúan en las edificaciones”; sin embargo todos estos antecedentes no son justificación para detener el desarrollo y no seguir propiciando la competitividad del país y de las regiones ¿qué sería de la población sin colegios para educar a los hijos, sin parques para el sano esparcimiento, sin vías para la conectividad y el flujo de productos? ¿qué sería de un campesino sin la posibilidad de llevar a los centros de comercio su producto y obtener los recursos para llevar el sustento a su familia? todos estos aspectos son los que se deben tener en cuenta al momento de priorizar inversiones, de planificar proyectos y de ejecutar acciones en beneficio colectivo.
Acá se genera otro fenómeno que pocos han entendido, la importancia que cobra para las comunidades en general la infraestructura productiva y social y particularmente el espacio público, que como su nombre lo dice, es público, es de todos y para todos.
Pero pareciera entonces que muchas personas tuvieran por encima de cualquier criterio comunitario el concepto de tenencia y propiedad privada; muchos tienen la posibilidad de tener grandes extensiones de tierra, amplios jardines y comodidades que las personas de menores recursos no tienen posibilidad. Por esto cuando se habla de generación de espacios públicos se experimenta el sentido de pertenencia , puesto que estos lugares se convierten en la finca de muchos, en el jardín de todos y la sala abierta para el disfrute propio, de las familias y amigos. Por estas razones tan simples pero tan profundas, es que cobra gran relevancia el concepto de infraestructura productiva para la transformación económica, social y el desarrollo productivo.
La infraestructura productiva se convierte entonces en un eslabón importante para el desarrollo de las comunidades, de los territorios y del país; es necesario tener buenas vías para la competitividad, colegios que enseñen para la vida, hospitales para mejorar la atención a las personas, aeropuertos y puertos marítimos que permitan la internacionalización, vivienda para las familias más necesitadas y toda la infraestructura que traiga consigo un desarrollo integral y sostenible para todos.
Por: Jan David Tangarife Muñoz - Secretario de productividad y competitividad, Municipio de El Retiro.