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De la Patria Boba o del miedo al cambio (Parte 1)

  • He dado por titular este documento así por la razón de que los habitantes del territorio conocido como Colombia se han acostumbrado a hacer cotidianas o normales ciertas conductas como trasgredir la norma. La violencia, el machismo, la verticalidad burocrática, etc., sumados a la escasa cultura política de los mismos, forman un desastre de magnitudes bíblicas. Retomo una reflexión que dejó el libertador Bolívar poco antes de su muerte y que parafraseo a continuación: "llevar a cabo iniciativas en Colombia es como arar en el agua". Es una perfecta descripción de lo ocurrido el fatídico 2 de octubre de 2016 en el marco del plebiscito por la paz, el cual pretendía terminar una guerra fratricida de medio siglo y le quitaba una excusa secular a la oligarquía para evitar el progreso del país.

    Quiero decir que, en lo personal, no me tomó tan de sorpresa lo sucedido aquel día. Lo que sí me impactó fue el mapa electoral de un país que en su mayoría rural votó a favor del cambio y de una alternativa para ver si se podía hacer otra cosa con este país. También me impactó tener la conciencia de que pudimos haber hecho historia (historia como la revolución francesa o las primaveras europeas), pero el ganó NO. Esa era una probabilidad, más aún cuando el "innombrable" usa la maquina más eficaz e inagotable que existe: el miedo.

  • Esto que llamamos propaganda negra fue la semilla que germinó la incertidumbre y la hecatombe de aquel día. Sin embargo, hay que recordar, por un lado, la formidable capacidad del pueblo colombiano de olvidar su pasado, y por otro lado, que la campaña sucia o desinformativa del CD, en cabeza del innombrable (quien tras el gazapo de uno de sus lacayos sale a posar de faro de la ética), o de Juan Carlos Vélez, es de vieja data en la politiquería colombiana. Sino pregúntele al ateo de Mockus o al "comunista de Amagá" (Belisario Betancur) que anda viviendo horas extras.

    Sobre esto tengo que puntualizar algo delicado y lo hago a modo de autocritica ciudadana: el problema no es si la mermelada estatal embadurnó la maquinaria o si el CD desinformó y metió miedo, algo que las FARC con sus armas no hicieron como lo vociferaba Paloma Valencia (de lo contrario el SÍ hubiera triunfado). El tema aquí es la responsabilidad que tuvimos los ciudadanos en el error de no haber notado durante la campaña la estrategia que un brasileño y un panameño le dieron al CD. ¡Claro! Es más fácil desinformar que explicar unos acuerdos abstractos.

    Ahora bien, me permito usar un silogismo para describir la principal causa de la victoria del NO. Primera premisa: ni el mismo Uribe se lo esperaba. Segunda premisa: la excesiva confianza estatal fue la principal causa de lo acaecido, e incluso de la abstención. Conclusión: Uribe, en su referendo del 2006, arrasó con la maquinaria estatal. Es decir que él sabía a qué leviatán se enfrentaba y por eso la resignación de muchos de sus simpatizantes que contrastó con la abstención tropical de pensar que como las cosas son promovidas por el Estado están ya definidas. Así estuvieron, estimulados por la excesiva confianza y, quizá, por la soberbia del gobierno de que esto iba a salir bien después de 50 años de conflicto.

    Me cuestiono si entregarle este tipo de poder a una masa fácilmente manipulable es altamente peligroso o beneficiosamente democrático. Si no saben elegir a un presidente decente menos van a poder decidir su futuro como colectividad en ausencia de un paradigma de nación. Y es aquí donde sostengo mi tesis de la introducción: muchos de los colombianos estimulados por la propaganda negra, y que votaron por el NO, lo hicieron por miedo al cambio, al supuesto salto al vacío que era el SÍ y resultó siendo el NO. Lo que sucedió es la clara reedición, 200 años después, de la patria boba.

    (Espere la segunda parte)

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