A partir de los 30 años empezamos a perder la fuerza y con ella el tamaño de nuestros músculos. Esto genera un sinnúmero de enfermedades que se aceleran con el paso del tiempo. Por eso, algunos beneficios de entrenar la fuerza muscular son:
- Aumenta el metabolismo basal. A mayor cantidad de masa muscular, mayor gasto energético, no solamente durante el ejercicio, sino también en reposo.
- El músculo es el “motor” de nuestro cuerpo; sino hay masa muscular, no podemos quemar grasa. De hecho, a menor masa muscular se acumula mayor cantidad de grasa.
- Se frena la pérdida de calcio y minerales en los huesos. Estos se vuelven menos densos y frágiles con la edad. Los huesos son tejido vivo y su regeneración se da por la elongación y la contracción de los músculos cuando hacemos ejercicios de fuerza. Es de suma importancia para las mujeres postmenopáusicas si quieren evitar la osteoporosis.
- Aumenta la sensibilidad a la insulina. Gracias a la demanda energética en los músculos, ayuda a regular y a optimizar la producción de insulina. Por lo tanto es de gran ayuda para los diabéticos o para su prevención, especialmente en aquellos que ya tienen factores de riesgo.
- Mejora la calidad de vida, evitando el Síndrome de la Fragilidad.
- Ayuda a prevenir lesiones. Las lesiones se dan cuando el músculo trabaja más fuerte de lo que puede soportar, por ejemplo, en una persona obesa o con sobrepeso.
- Ayuda a mantener un estado mental saludable. El fortalecimiento y la tonificación muscular ayuda a las personas a verse y sentirse mejor, y puede reducir algunos síntomas de la depresión. Además eleva la autoestima y la confianza en sí mismo.
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