El 29 de diciembre se hizo pública la noticia de que el futbolista argentino Carlitos Tevez jugará las próximas 2 temporadas en la SuperLiga China. El “Apache”, de 32 años, culminará su carrera en esta liga, asegurando su futuro ecónomo y el de su familia por varias generaciones, ya que el contrato fue firmado por 80 millones de dólares, es decir, $248.777 millones de pesos colombianos. Las cifras empiezan a socavar en mi interior un sentimiento de reproche inútil, porque no pasará de ahí, de una simple expresión de desdén.
Me gustaría hacer unos cálculos simples para tratar de dimensionar la desproporción de los negocios que se manejan en el mundo, en este caso, el deportivo. Tevez recibirá 40 millones de dólares al año, que en pesos colombianos a la TRM del 29 de diciembre ($3.109,72) vienen siendo algo así como $124.388 millones de pesos. Lo que significa que devengaría un sueldo mensual de $10.365 millones y su día (24 horas) sería de $345 millones de pesos colombianos.
La hora de este jugador estaría alrededor de $14.396.852. Le pregunto a los lectores: ¿saben cuánto gana un colombiano con un SMMLV anualmente? El cálculo es muy rápido y la respuesta igual de cortica: $8.268.000 anuales, sin deducciones obviamente. Esto significa que el “Apache” en una hora gana casi el doble de lo que ganaría una persona trabajando todo un año, madrugando a coger turno de 6:00 a.m. para sostener su familia, que en promedio está conformada por cuatro personas. Y así labore horas extras, dominicales, festivos y nocturnas en el año, no igualará el valor de la hora pagada a Carlitos Tevez.
Estas cifras nos aterrizan a una cruda realidad, donde cuesta aceptar lo que tanto se dice en las reuniones familiares; “…la plata en el mundo está muy mal repartida”. No pretendo generar controversia en el merecimiento o no del sueldo, cada quien tiene su concepto acerca de lo que ganan los futbolistas, cantantes o actores. Mi sermón es por el valor tan exorbitante y por las cifras tan enormes, más allá de quien sea el dueño de la cuenta bancaria.
No niego que muchos tienen fundaciones que ayudan a los demás, pero quisiera exponer solo un ejemplo para dimensionar lo que podría hacer aparte de sus corporaciones sociales. Si Tevez donara una semana de sus dos años laborales podría quitarles el hambre a muchas personas. Esos siete días sumarían $2.418 millones de pesos, y si se comprara mercados para un mes, por un valor promedio de $400.000 (con lo necesario para alimentarse modestamente) estaría adquiriendo 6.047 mercados. Esto quiere decir que estaría alimentando a más de 6.000 familias, es decir, aproximadamente a 24.187 personas, esto si tomamos como base a una familia conformada por cuatro personas. ¿Ustedes alcanzan a dimensionar lo que harían esos $2.418 millones de pesos en países como Venezuela o Haití?
Alguna vez escuché que un famoso escritor no tenía por qué sacar de la pobreza al pueblo donde había nacido, que eso era obligación del gobierno. Pero, considero que ese pensamiento es egoísta. Siento que estas personas le deben más al mundo. No es que tengan que repartir su riqueza, pero sí compartir un poco de ella con quienes compran sus libros, las boletas para los conciertos o las entradas para los partidos de fútbol. Si este jugador quisiera, con el ejemplo anterior, calmaría el hambre de miles de personas durante un mes.
El consumismo, el fanatismo y el afán de poder económico nos ha desviado del camino de servir a los demás. Qué lástima que los famosos se conformen con adoptar dos o tres niños solo por salir en las noticias o con crear una fundación para enseñar música a 10 jóvenes, cuando estos no tienen ni para comprar el instrumento musical. Nuestros ídolos podrían cambiar el mundo, si lo quisieran.
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