Desde que el Concesionario Devimed entregó al Instituto Nacional de Vías (Invías) la administración del tramo El Santuario-Caño Alegre de la autopista Medellín-Bogotá, no han sido pocas las quejas de los usuarios habituales de esta importante arteria vial del país: los huecos, los derrumbes y la ausencia absoluta de la agencia nacional para atender las emergencias, tiene aburridos a los antioqueños.
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El fin de semana anterior, por ejemplo, la autopista estuvo cerrada por espacios de tiempo considerables a la altura del municipio de San Luis, a raíz de un derrumbe. Y es que los deslizamientos de tierra causados por el invierno (situaciones que lógicamente el Invías no puede controlar), sí agravan su inoperancia como lo responsable del buen estado de la vía.
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Ubeimar Vallejo, líder del gremio de los transportadores en el Oriente, explicó a MiOriente que “históricamente sabemos que las vías manejadas por Invías hacia la costa y otros sectores del país entran en un total abandono. En estos momentos no tienen maquinaria; cuando van a destapar un derrumbe tienen que conseguir maquinaria arrendada o prestada, pero el cobro de peaje sí sigue permanentemente”.
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Parece que el inconformismo permanecerá mientras la vía sea transitable solo para vehículos pequeños, afectando a los carros de carga que tienen que esperar días enteros, afectando los tiempos de entrega de sus mercancías y generando pérdidas económicas considerables.
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“Los gremios de los transportadores a nivel nacional vamos a enviar unos comunicados al Invías y al gobierno nacional, pero no descartamos una protesta porque siguen cobrando peajes pero no hay mantenimiento de la vía”, añadió vallejo.
MiOriente ha intentado comunicarse con personal de Invías en reiteradas ocasiones, pero no ha sido posible establecer una conversación al respecto.