Mide más de 1.85 cm, su presencia es imponente, su cabello es largo y negro, y sus ojos son verdes. Tiene tatuajes en sus brazos. Además de estas características, hay un rasgo inconfundible en ella: la fuerza de su discurso.
“Siempre me identifiqué como una mujer. Aunque tuviera genitales masculinos, siempre me gustó que me llamaran en femenino y nunca dudé de que yo era ¡y soy una mujer!”. Alison Flores tampoco dudó, a sus 14 años, de que quería tener una pisada fuerte y una voz que generara eco en la sociedad: “me resistí a que, por querer hacer mi tránsito al género femenino, tuviera que ser castrada laboralmente con una, dos o tres profesiones únicamente. No”.
Pero eso debía esperar por 10 años, tiempo en el que organizó una hoja de ruta que hoy le permite autoreconocerse como la primera docente trans visible de Antioquia. Y aunque para muchos puede no pasar de ser más que una frase larga para definir a un ser humano, para ella es todo un logro y el punto de partida de un proyecto socialmente ambicioso.
Generar espacios y herramientas mediante las que personas del común, e incluso profesionales de diferentes áreas, puedan comprender términos como persona gay, lesbiana, transexual, transgénero, travesti, intersexual; persona heterosexual con expresión de género diferente, entre otros existentes en el campo de la diversidad sexual y de género, es lo que Alisson quiere lograr desde su quehacer como profesora.
¿Cómo?
Alison es graduada de la Licenciatura en Lenguas Extranjeras de la Universidad Católica de Oriente. Obtener su diploma como profesional fue la llave que abrió la puerta de su sueño, “pues una vez titulada, cumpliendo con los requisitos que la ley exige en Colombia para optar por un trabajo como docente, no tengo ningún impedimento para que me contraten”, dice convencida de cada una de esas palabras que se abren paso entre su labial rosa.
Y así ha sido, pues a la fecha lleva más de tres años como docente de inglés en una caja de compensación en Rionegro. Aunque no fue fácil, puesto que inició a trabajar allí cuando aún era estudiante “y lucía como un chico”, cuando hizo su transición (finalizando el 2018) “no cayó muy bien la noticia; pero no tenían una sola razón en la empresa para despedirme, yo cumplía con todos los requisitos y ahí estoy”.
Dictar sus clases de inglés a jóvenes y personas adultas es su primer paso para el cambio social que Alisson sueña desde su rol como docente. “Muchos de mis alumnos entienden que mi género es solo un aspecto de los muchos que tengo como ser humano, y saben que eso no incide de ninguna manera en el conocimiento académico que podamos compartir en las clases”, asegura.
Paciencia y firmeza
Esta cocorneña tiene muy claro que el camino que emprendió no será fácil, pero poco miedo le tiene a las tormentas con las que se pueda encontrar: “nosotros, las personas trans, no tenemos nada que perder socialmente. Todo es una ganancia y estoy convencida de que con mi vida y mi ejemplo podré lograr grandes cosas”.
Está convencida de que todavía, aunque hay grandes avances sociales frente a los temas de diversidad sexual, falta mucho conocimiento y tacto para abordarlos. “A veces la misma psicología trabaja en pro de un padre o una madre para ayudar a comprender el porqué de su hijo/a diverso, pero poco se preocupa por lo que está sintiendo ese niño/a”, cuenta.
Aunque es consciente de que quizá existan más docentes trans, ella se enorgullece al decir “yo soy la primera docente trans visible de Antioquia porque quiero que así sea. No me da miedo que me reconozcan”, mientras sus ojos verdes se humedecen y cuida de no arruinar su maquillaje. Se enorgullece al poder dictar una clase de inglés en la que el único foco de atención sea el verbo To Be o los verbos en pasado, y no el tono de su voz o su cabello.
Ella es Alisson, una mujer oriental con más ganas que miedo; con mucho camino por recorrer, pero con unos tacones bien puestos que le ayudarán a dejar su huella. Alisson, una mujer que se resistió a que la “castraran” laboralmente por su condición diversa.