Los viernes, mientras muchas personas se alistan para ir al cine, salir de rumba o simplemente descansar en casa, un grupo de jóvenes en Rionegro se reúne para regalar un momento feliz a quienes habitan y pasan las frías noches en las calles de la ciudad, a merced del azar.
“Compartir” tiene por nombre la iniciativa que desde hace algún tiempo Víctor Morales, diseñador gráfico y Diego Hincapié, propietario de bares, vienen desempeñando junto a Mateo, Juan Felipe, Manuela y Juan José. Ellos desde hace aproximadamente 30 semanas, inician a las 8:30 p. m. un recorrido desde la Plaza de la Libertad hasta el sector de la Galería y aledaños.
“Empecé de cero tantas veces, y pasé tantas necesidades luego de quedarme sin dinero por las quiebras de mis negocios, que luego entendí que cada empezar es motivo para dar un agradecimiento a la vida. Recordando las manos que me brindaron su apoyo en momentos difíciles, quise empezar con este proyecto”, cuenta Víctor Morales, líder de “Compartir”.
Aunque la idea nació con la intención de llevar chocolate caliente y pan a aquellos que nunca tienen segura su alimentación, a la fecha el alimento que no puede faltar es el abrazo que se dan entre los habitantes de calles y el grupo de jóvenes. “Nuestra labor no es quitarles el hambre porque es solo cada ocho días. Nosotros vamos, nos abrazamos, conversamos un rato y eso nos llena tanto como a ellos”, manifiesta Diego Hincapié.
Aunque este tipo de personas son muy reacias a recibir cualquier tipo de cosas, según cuenta Diego, por los mismos maltratos que en ocasiones reciben de la sociedad y de la fuerza pública, “se han acostumbrado a nosotros, nos esperan cada viernes y nos piden que no faltemos”. Acciones como esas llenan de motivación a este grupo de jóvenes que decidieron sacar un espacio de su fin de semana para pensar en el otro, una acción que reafirman cada vez que alguno de ellos les dice “que no recibe chocolate porque ya comieron y le pueden servir a otro”.
Es así como pareciera que el chocolate con pan se convirtió en una metáfora de compañía para quienes cada viernes se alegran al ver llegar a este grupo de jóvenes que, con la ayuda de varias personas que quieren poner su grano de arena, han llevado a veces empanadas, pizzas, o pasteles para acompañar el chocolate. Si bien el menú puede variar, hay un ingrediente que no: el abrazo.