Por Daniel Santa Isaza
Son las nueve y veinticuatro de la mañana del segundo viernes opaco del mes segundo del año 2019. Estoy escuchando, en la legendaria HJCK, la Serenata para cuerdas en E mayor, Op.22, del compositor checo Leopold Dvořák. ¡Bello! Minutos después, un martillo hidráulico, taladrando la calle de enfrente, interrumpe mi pequeño instante de sosiego. Yo, por efecto irreversible, interrumpo también a Dvořák. Miro hacia fuera, frunzo el seño y pienso: qué desastre. Vuelvo la mirada al computador y aparece frente a mis ojos un lúcido Borges, medio sonriente, parado frente a un micrófono de estudio, y este titular sobre su cuello: ¿Para qué leer? Doy click. Es una de las primeras entrevista concedidas por el genio argentino en su visita a Colombia en 1963. Su interlocutor: Álvaro Castaño. Escucho preguntar al segundo: “¿Cuáles serían, en su concepto, las características de lo argentino, del alma argentina?”. El primero responde: “Esta pregunta es difícil porque actualmente el alma argentina ha sido maleada, y muchas veces corrompida, por la abominable dictadura de Perón”. Qué tesoro. Parece leyendo. Más abajo, Mario Vargas Llosa intenta explicar el Boom Latinoamericano, y Gabo, el juglar Gabo de siempre, afirma que sus novelas “son esencialmente trabajos poéticos”. Ya no sé qué camino tomar: ¿por dónde empiezo? Todo aquí es interesante. Entonces, aparece en el costado derecho una columna titulada Últimas noticias, y en ella una serie de artículos de Marcel Marceau, Victoria de los Ángeles y Jean-Paul Sartre revelando detalles de su autobiografía a la HJCK. Esto tiene cara de todo menos de últimas noticias. Ojalá así fueran todas las noticias.
Son las nueve y cincuenta y nueve de la mañana del mismo segundo viernes opaco del segundo mes del año 2019. No tengo ni la más mínima idea de qué estoy escuchando ahora, pero sigue siendo bellísimo. ¿Por qué estoy aquí?, me pregunto. ¡Ah! Lo de Camila. Tengo que llamarla. Busco en mi lista de contactos a alguien que me de su número. Escribo su nombre en Google mientras espero la respuesta. Lo primero, su cuenta de Twitter. Esa pelada es una tesa, dice alguien a mi lado. No jodás, respondo. Tiene veinticuatro añitos, y es una tesa. ¿Veinticuatro? ¿Veinticuatro y está dirigiendo la HJCK?, respondo. Te lo digo, es una tesa. Guardo silencio. Le voy a pedir trabajo, pienso. Estas cosas ya no se ven por estos tiempos. Suena una notificación de WhatsApp. Es el número de Camila Builes. Tomo mi celular y marco de inmediato. Debe estar ocupada. En efecto; no contesta. Miro a mi alrededor. ¡Sebas, venga!, grito. ¿Usted qué sabe de Camila Builes? Una tesa, responde. Yo la conocí cuando entré a la universidad. Ella estaba haciendo las práctica en la emisora y nos propuso a varios estudiantes que iniciáramos un semillero de radio. En realidad ella me enseñó a hacer radio, a escribir noticias. Era muy extrovertida, siempre feliz. Hasta que un día nos enteramos que había sido contratada por El Espectador. Fue una bomba porque era la primera estudiante de la UCO en llegar hasta allá. Incluso hizo las gestiones para que Fidel Cano viniera a darnos un conversatorio. Y, pues, lo último que sé es lo de la HJCK. Increíble, respondo. Por eso le digo, esa vieja es una tesa.
Son de sobra las diez de la mañana del viernes opaco que ya sabemos. Es inevitable pensar en el verdadero sentido de la palabra “teso/a”. Uno ha sabido entenderla, pero tengo la curiosidad de averiguar. La RAE, como era de esperarse, no me da un significado satisfactorio: “Colina baja que tiene alguna extensión llana en la cima”. No están ni tibios, pienso. Sigo buscando. Encuentro dos fuentes más que dicen: “puede ser un magnífico estudiante” y “alguien que es muy bueno en lo que hace”. Claro, tiene que ser una tesa para dirigir la HJCK a los veinticuatro. Vuelvo a insistir con el celular. De nuevo, Camila no contesta. ¿Y ahora qué hago? Tengo que entregar este artículo. Entonces decido acudir a mis fuentes más próximas. ¡Alejo, vení!, grito. ¿Qué sabés vos de Camila Builes? Que es una feminista del carajo, responde. Y lo de la HJCK. Esa vieja es una tesa. Ya sé que es una tesa, interrumpo. Pero necesito más datos porque tengo que entregar este artículo y no me contesta… En fin, gracias Alejo. El eterno problema de las fuentes, pienso. Vuelvo a mirar la pantalla. Van 742 palabras. ¡Ya sé! Voy a contactarme con la universidad. Tomo mi celular y llamo a la Jefe del Departamento de Comunicaciones. Luisa contesta de inmediato. Hola Luisa, ¿cómo estás?, pregunto. Bien Daniel, ¿y… (la interrumpo) ¿Qué podrías decirme de Camila Builes? No mucho, responde. Ella hizo aquí monitorías en el Departamento de Comunicaciones. Y sé de lo que le está pasando en las redes sociales y todo, pero nada más. ¿Por qué?, me dice. Y yo, con inusitada contundencia, respondo: porque esa pelada es una tesa.
Encontré una entrevista que le hizo El Espectador. Titula: Camila Builes: “En la nueva HJCK queremos romper algunas reglas”. Aquí fue, pienso. Leo: “Tras 15 años de silencio, la emisora cultural más antigua de Colombia renace. La nueva propuesta pretende conservar el espíritu de antaño —producir contenido sobre literatura y música clásica— y apuntar a otros frentes: el feminismo y el género. Conversamos con su editora”. Claro, como es de la casa. Así muy fácil. Voy a marcarle de nuevo. Otra vez el celular caliente en la oreja. Otra vez nada. Respiro hondo y me rasco la cabeza. Vuelvo a la silla. Lo único que he podido averiguar, gracias a su cuenta de Twitter, es que es rionegrera, que es nieta de Aníbal y Fabiola, única hija de Gladys, periodista, feminista y que nació un 20 de enero. Ah… lógico, y que es la nueva Directora de la HJCK. Por eso estoy tras su rastro. La HJCK es la primera emisora radial cultural privada en Colombia, fundada en septiembre del 50 por Eduardo Caballero y otro sartal de intelectuales. Y la noticia es que después de muchos años fuera del aire, volverá a sonar. Según Camila, o según lo que le dijo a El Espectador, se encontró con un archivo de 34.000 piezas de audios, fotografías y documentos históricos y culturales, entre ellos –ya lo escuchamos- a Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik, María Mercedes Carranza y un largo etcétera. Me agrada que haya prometido no pensar en el número de visitas a la página, ni en los titulares de infarto, sino en la calidad periodística, en la victoria de las buenas historias, las historias de calidad. “Lo otro lo voy a ilustrar con un ejemplo: hay un momento especifico cuando uno está leyendo un libro, viendo una película o escuchando una canción en el que perdemos el aliento. En el que sentimos que valió la pena todo lo que leímos, lo que vimos y lo que escuchamos solo por haber llegado hasta ahí. Hasta ese momento sin aire. Quiero que nos recuerden así: como el lugar donde nos quedábamos sin aliento”, eso dijo ella.
Son las doce en punto del mediodía de este viernes encendido de febrero. He llamado dos veces a Camila Builes, una más a la universidad donde estudió, otras dos a una de sus amigas. He interrogado también a tres personas que la conocen, he esculcado con aire de espía ruso sus perfiles de Facebook y Twitter. He releído sus respuestas a El Espectador, revisado sus fotos de internet, y lo único que sé de ella es que nació en Rionegro, que es nieta de Aníbal y Fabiola –felicidades, abuelos-, única hija de Gladys, periodista, feminista y que nació un 20 de enero. Es decir, quizá la noticia es que Camila Builes hace poco cumplió años. ¡Feliz cumpleaños, Camila! Muchos éxitos. Aunque, ¿qué más éxito que dirigir a los veinticuatro la HJCK? Cuando contestes mi llamada, lo primero que diré es que eres una tesa. Después, te pediré trabajo.
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Daniel Santa Isaza: Docente de cátedra de la Universidad de Antioquia y candidato a Magíster en Literatura de la misma institución. Comunicador social y periodista. Fue director de Cultura del municipio de Abejorral, coautor del poemario Arpa Doppia (2015), y ganador de la Convocatoria de Circulación Artística y Cultural y la Convocatoria de Estímulos al Talento Creativo del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia. Escritor invitado a la Feria del Libro de la Universidad de Juárez Autónoma de Tabasco-México (2014), y otros encuentros nacionales de literatura.