El 7 de febrero de 1977 parecía imposible estar abriendo las puertas del Almacén Magda, donde sombreros masculinos, ruanas y camisas elegantes hacían parte del paisaje. Magdalena, más conocida como Magola, la nueva dueña del Almacén Magda, que está ubicado en el parque central de Rionegro, aún no podía creerlo. Su esposo, Jacinto, había logrado comprar el almacén por 120 mil pesos; un precio alto para aquella época. Aunque él no tenía el dinero en su poder, pudo realizar un préstamo en el banco y convencer a la antigua dueña para que le vendiera el almacén, el cual llevaba como nombre “Almacén y modistería Mercy Gómez”.
Magola, quien todos los martes salía a caminar con su madre, recibió la buena noticia de su esposo. Ella recuerda este día como uno de los mejores porque fue cuando inició su camino por el mundo del comercio. Allí inició la historia del almacén Magda, donde anteriormente se vendía ropa para hombre y con el paso de los años fue evolucionando para especializarse como uno de los almacenes donde se vende ropa para bebé de buena calidad y muy económica.
Al comienzo sólo trabajaba Doña Magola. Su rutina diaria era llevar a su hija al colegio y despachar a su esposo para después dirigirse hacia almacén a atender al público rionegrero. “Yo vivía en un barrio en el Alto de la Capilla, entonces madrugaba a llevar a mi hija a estudiar y mi esposo se iba a trabajar. Al paso del tiempo decidí tener una empleada que me ayudara a trabajar en el almacén”, afirmó doña Magola. Pasados los años, consiguió más trabajadoras, quienes le ayudarían con todas las labores del lugar.
“Uno de nuestros lemas es dar lo más barato que podamos, porque así le damos una oportunidad al público de poder comprar. Además, ofrecemos un servicio especial de almacén antiguo, donde las personas pueden venir y conversar, y de esta manera serán asesorados al momento de comprar. Conservamos un servicio que ya no se ve en los grandes almacenes que tienen autoservicio, mientras que en el Almacén Magda tienes la posibilidad de encontrar una palabra de cariño y asesoría”, relató doña Magola.
La limpieza y el orden han sido dos de las características más importantes dentro del almacén, porque para doña Magola esto es fundamental al momento de trabajar y atender a los compradores, a quienes hay que hacerlos sentir como en su casa.
Ahora, doña Magola tiene 83 años y muchas ganas de continuar trabajando en el almacén, que está bajo la administración de su hija, Gloria Isabel. “Yo me quedo aquí en el almacén, porque es una terapia para mí, interactúo con las personas, converso, me visitan los clientes, y siempre tengo algo diferente para hacer cada día. Porque donde me quede en la casa, me aburro, mi vida ya está acá, en el almacén”, afirmó doña Magola.
Ya son 40 años del Almacén Magda, cuarenta años que guardan consigo historias, personas, relatos y mucho amor por el buen servicio al cliente. “No me interesa tener fortunas, sino tener a las personas complacidas con los buenos precios y el servicio, porque para mí, mi almacén es un apoyo a la comunidad, para que puedan acceder a productos de buena calidad, además lo más importante es que las personas que vengan digan: ¡En el almacén Magda me amaño!”.