Según el presbítero Jorge Armando Guzmán, vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá de El Santuario, la tradición cuenta que en el siglo XIII, en la época de las cruzadas, un grupo de monjes europeos se establecieron en el Monte Carmelo y formaron un monasterio acogiéndose a la intercesión de esta Virgen.
Se dice también que en 1251, la Virgen María se le apareció al superior de los Monjes Carmelitas, San Simón Stock, y le entregó un pedazo de tela que se pone encima de los hombros y que cubre el cuerpo, para que quien portara ese escapulario recibiera gracia y una protección especial.
Como lo indica el Padre John Fredy Córdoba, delegado de Comunicaciones de la Diócesis de Sonsón-Rionegro, en esa época los carmelitas eran perseguidos y su superior general de la Orden del Carmen le suplicó a la Virgen que le diera un signo de su protección. Es entonces cuando un 16 de julio se da la aparición y la Virgen le entrega el símbolo del Santo Escapulario diciendo: “recibe el santo escapulario, será signo de mi predilección por ti y por los carmelitas. Será signo también de tu consagración a mí. Yo los protegeré”.
En el ámbito local
Numerosas festividades se celebran en el Oriente Antioqueño en esta fecha en honor a la Virgen del Monte Carmelo, que también es conocida como la Estrella de los Mares y el Faro de los Navegantes, patrona de los conductores y de los marineros.
“Los conductores somos muy buenos católicos y siempre hemos venerado a la Virgen del Carmen porque ella nos guía, nos lleva en todos los viajes de ida y regreso y protegemos a los pasajeros por medio de su intercesión”, expresó Jorge Moreno, conductor y asociado de la Cooperativa de Transportes de El Carmen (Cootracarmen).
Tal y como lo hace don Jorge Moreno, quienes prestan y utilizan el servicio de transporte público están de fiesta, en su mayoría, para agradecer a la madre del Salvador por los favores recibidos que son, según los católico-romanos, salud, el don de la tolerancia, la compañía y la protección.
