El pasado miércoles 13 de diciembre, un terrible hecho ocurrió en Marinilla. Una perrita se lanzó del sexto piso de un edificio. Varios factores confluyeron esa noche.

De acuerdo con versiones de algunas personas que viven cerca de la edificación, la perrita permanecía mucho tiempo sola en el balcón y todo el tiempo lloraba; además ya se habían presentado varias quejas por convivencia, porque sus tenedores pasaban hasta tres días, presuntamente, sin limpiar el balcón donde ella tenía que permanecer y hacer sus necesidades.

  • El 13 de diciembre, la perrita, como presuntamente pasaba todos los días y las noches, estaba encerrada en un rectángulo que apenas la dejaba caminar, pero un factor adicional se sumó a su situación: la pólvora que quemaban aquella noche, luego del partido de la final del fútbol colombiano, la llevaría, posiblemente, a lanzarse por el balcón, siendo las 10:30 de la noche, aproximadamente.

    También puede leer: Luna murió a causa de la pólvora: “Para ellos son 10 minutos de felicidad, para una familia, meses de dolor”

    La perrita quedó tendida en el suelo, en el duro pavimento, entre las luces navideñas que se enredaron en su cuerpo mientras caía.

    Los vecinos, al darse cuenta del hecho, bajaron; la perrita aún estaba viva. La llevaron a un centro asistencial, allí hicieron todo lo que estaba en sus manos para salvarle la vida, pero el esfuerzo fue en vano. El angelito de cuatro patas falleció.

    La Policía Ambiental se encuentra al frente del caso, están trabajando para esclarecer el hecho.

    La lobita, de negros y blancos cabellos, se lanzó del balcón, desesperada, no encontró otra salida. Días y días esperando que en algún momento podía ser libre y correr con su espíritu salvaje, pero ese día nunca llegó. Esa noche había tanto ruido, en el ambiente y en su cabeza, que no encontró más que lanzarse al vacío, ese vacío que podía significar su libertad; ¿acaso la muerte era su única esperanza? Así, la husky terminó con su vida esa noche, escapó del sufrimiento innecesario de vivir; cuando el camino lleva inevitablemente a la muerte, no hay final alternativo”.